En España existen una gran cantidad de descubrimientos arqueológicos que nos sirven para conocer la historia de la península
La historia de la humanidad está marcada por ciertos hitos y lugares que marcan los progresos de su evolución a lo largo del tiempo. La arqueología nos ha ayudado ha analizar los hallazgos y a conocer su historia. A continuación vamos a ver algunos de los yacimientos más emblemáticos que hay en España.
La cueva de Altamira fue descubierta en 1875 por M. Sanz de Sautuola, quién practicó excavaciones en la misma. En 1880 Sautuola da a conocer los resultados de sus investigaciones, originando desde ese momento una famosa polémica en relación con la autenticidad de las pinturas. El hallazgo de nuevos conjuntos en Francia a finales del s. XIX, provocó que la cueva fuese definitivamente reconocida por la comunidad científica en 1902. A lo largo del S. XX, la cueva fue investigada pro distintos arqueólogos entre los que destacan H. Breuil, H. Cartailhac, que publicaron un estudio en 1906. Altamira es una cueva rica en arte paleolítico, las cuales se distribuye por casi toda la cueva, siendo el vestíbulo y la denominada cola de caballo las zonas de mayor concentración. La Sala de los Policromos, sin duda el panel más conocido del Arte Paleolítico mundial y que ha sido denominada la Capilla Sixtina del arte cuaternario, contiene un gran conjunto de bisontes, aproximadamente una veintena de gran tamaño. Junto a ellos hay una gran cierva, dos caballos y varios signos entre ellos. También aparecen en la sala algunas manos en negativo moradas, varios caballos y bisontes en negro y un gran conjunto de grabados con ciervos, signos y varios antropomorfos. En las galerías del interior, y en la sala central, son muy frecuentes los grabados naturalistas, representando sobre todo ciervos y caballos y las pinturas negras de animales y signos. En la cola de caballo destacan las máscaras, realizadas aprovechando las protuberancia de la roca y pintadas en negro. Además hay un gran grupo de cuadrangulares en negro, ciervas incisas y varios grupos más de grabados y pinturas negras naturalistas.
Atapuerca es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de toda Europa. Su particularidad está en que hay una gran cantidad de restos ubicados en una misma zona que hace que sea un lugar único para conocer nuestra historia. En 1976 un grupo de espeleología encontró el primer fósil humano en la Sima de los Huesos. Las excavaciones no comenzaron hasta el año 1984. Los sucesivos hallazgos lo han situado como uno de los lugares más importantes para conocer nuestra propia evolución. En el año 2000 la cueva fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Entre el siglo V y los comienzos del siglo IV a. C. tuvieron lugar varios ritos que consistieron en destruir y sellar una serie de edificios monumentales situados en el curso del río Guadiana en Extremadura. De las estructuras solo quedaron los túmulos, montículos artificiales bajo los cuales yacían los restos arquitectónicos. El primero en descubrirse y excavarse fue Cancho Roano. En 2014 se localizó el segundo conjunto monumental en la finca Casas del Turuñuelo de Guareña. Dada su ubicación es probable que desde allí se controlara un extenso territorio. En la actualidad expertos de una veintena de instituciones colaboran en la exploración para desentrañar sus secretos.
La ciudad de Recópolis es una joya de la época visigoda ya que se encuentra en un muy buen estado para su investigación. La Recópolis se encuentra en una alta terraza a orillas del Tajo a 1.5 km de Zorita de los Canes, un lugar estratégico de comunicación dominando una amplia vega agrícola y la sierra de Altomira. Después de la unificación territorial del Reino visigodo, el rey Leovigildo funda esta ciudad en 578 d.C. imitando a los emperadores Bizantinos y poniéndole el nombre de su hijo. La ciudad tiene una planificación urbanística muy cuidada. Con aproximadamente 33 hectáreas, está rodeada de una gran muralla con torres cuadrangulares y varias puertas de entrada. las excavaciones han mostrado las importantes relaciones comerciales que la ciudad mantuvo con todo le Mediterráneo, hasta mediados del siglo VII cuando se inicia la decadencia de la ciudad.
La historia de Medina Azahara empieza con Abderraman III cuando decidió construir la ciudad a las afueras de Córdoba entre los años 936 y 976. Ciudad que en su conjunto va aglutinar las labores tanto administrativas como residenciales del califato. Aporvechando la orografía del terreno, se diseño una ciudad a partir de las alturas existentes, donde la terraza superior estuvo destinada a una función privada, como residencia de la familia y como función gubernativa. En la parte inferior es donde se desarrollaron los servicios de la ciudad. El abastecimiento de agua se desarrollaba utilizando la antigua canalización de época romana. La conexión con la ciudad de Córdoba se realizaba a partir de tres puentes que salvaban los arroyos existentes. Las ruinas de la ciudad empezaron a excavarse en el año 1911, fueron declaradas Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento en 1923. El museo de Medina Azahara se inauguró en 2009 y en 2018 fue declarado como Patrimonio de la Humanidad
Los Dolmenes de Antequera es un conjunto de tres monumentos megalíticos que son el eje principla de la declaración del Sitio de los Dólmenes de Antequera en el que también se ampara el Paraje Natural Torcal de Antequera y la Peña de los Enamorados. Construidos en el Periodo Neolítico y la Edad de Bronce, el más antiguo de ellos es el Dolmen de Menga con 6.000 años de antigüedad. Tal vez el más espectacular, por su grandeza, las enormes losas de sus paredes y las cobijas. Luego está el dolmen de Viera que es el único de los dolmenes qeu tiene una orientación a un evento astronómico. La construcción se data entre el 3510-3020 A.C. Los dos primeros dólmenes que hemos mencionado se encuentran en el mismo lugar a una distancia de unos 50 metros el uno del otro. El último el Tholos de el Romeral está a unos 4 km de los anteriores, este es el más moderno de los tres.
La Motilla del Azuer es un yacimiento prehistórico de la Edad de Bronce situado en España a 14 km de el municipio castellano-manchego de Daimel, en la provincia de Ciudad Real. Los yacimientos arqueológicos que reciben el nombre de «motillas» representan uno de los tipos más singulares de el asentamiento prehistórico de la Península Ibérica. Las características especiales de este yacimiento así como la monumentalidad de las estructuras de su fortificación con muros de mampostería que conservan más de 8 metros de alzado, confieren al asentamiento del Azuer un carácter relevante dentro de la Edad de Bronce de la Península Ibérica. Su especial configuración responde a su adaptación a las peculiaridades del paisaje manchego. Durante la Edad de Bronce estos asentamientos fortificados ejercieron una importante función de gestión y control de recursos económicos.
Empúries es el único yacimiento arqueológico de la Península Ibérica donde conviven los restos de una ciudad griega, llamada Emporion, con las de una ciudad romana, Emporiae. El primer establecimiento de los griegos fue en el siglo VI a.C. en una pequeña isla frente a la costa del golfo de Roses, aunque luego se desplazaron a tierra firme para fundar lo que se conoce como la Neápolis. En el año 218 a.C. el puerto emporitano sirvió de punto de entrada a la Península para las tropas romanas en su lucha contra el ejército cartaginés. Entre los siglos VI a.C. y V d.C. Empúries fue el primer enclave comercial y el primer campamento romano de la Península. Las ruinas griegas pertenecen a la época helenística. Durante la visita encontraremos los recintos de Asclepio y Serapis, la pequeña industria donde se elaboran conservas y salsas de pescado, el Ágora o plaza pública y los restos de pavimento de una sala de banquetes con una inscripción en griego. De la época romana destacan la Domus 1 con los mosaicos que decoraban el suelo, la Inslua 30, el Foro, los restos de la Basílica y la Curia y las tabernae o tiendas.
Cabezo de Alcalá es un conjunto arqueológico localizado en las cercanías de Azaila en la comunidad de Aragón. El yacimiento comprende una acrópolis varias edificaciones colindantes y una necrópolis celta. Se han podido identificar hasta tres ciudades que se han conservado. La Ciudad I tiene su origen en la llegad de las culturas indoeuropeas que se instalaría en los territorios hasta la segunda guerra púnica. En esta primera etapa se vincula a una gran necrópolis de túmulos situada al pie del cabezo. La Ciudad II se construyó sobre la ciudad anterior con un esquema urbanístico distinto La ciudad III es visible en la actualidad, se edificó sobre las ruinas de la anterior y su urbanismo está claramente sometido a influencias itálicas como demuestran la presencia de un templo de planta clásica, un edificio termal, viviendas domésticas de atrio central y otros importantes hallazgos. La ciudad fue destruida tras el asedio que hubo durante las guerras sertorianas en algún momento entre los años 80 y 76 a.C. El Cabezo de Alcalá descubierto a finales del siglo XIX constituye uno de los yacimientos arqueológicos de época íbero-romana más importantes de España. En el Cabezo de Alcalá se han identificado tres fases de ocupación que abarcan desde el siglo VII hasta el primer cuarto del siglo I a.C. En 1931 fue declarado como Monumento histórico-artístico.
Los castros son los recintos que albergaban los poblados que se extendieron por el noroeste peninsular dentro de la cultura castrexa. Fueron los romanos los que le dieron este nombre a estas aldeas amuralladas. Uno de los más importantes de Galicia es el Castro del Monte Santa Trega situado en A Guarda, en el sur de Pontevedra. El Castro de Santa Trega tiene su origen en el siglo IV a.C. y se mantuvo ocupado hasta el siglo III d.C. Fueron los galaicos los primeros pobladores quienes después de soportar la conquista romana a partir del siglo I a.C. El castro estuvo poblado hasta 300 años después para desplazarse ha tierras más bajas. Sobre el siglo III comienza su decadencia aunque es más probable que fuera reocupado posteriormente en sucesivas ocasiones, incluso en época cristiana sirviendo de retiro para ermitaños. El descubrimiento se hizo público en 1913 gracia a la construcción de una pista forestal que dejó entrever los restos. Antes de 1900 se había localizado un alfiler romano y además de los vecinos del lugar ya conocían mucho antes la existencia de estructuras semienterradas que nunca antes habían sido identificadas