El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, conocido por sus declaraciones homófobas y machistas, ha vuelto a sembrar la polémica al asegurar en plena misa de Corpus Christi celebrada este sábado que la vacuna contra el coronavirus se fabrican «con células de fetos abortados».
«El demonio existe en plena pandemia intentando llevar a cabo investigaciones para vacunas y curaciones. Nos encontramos con una dolorosísima noticia de que una vacuna se fabrica a base de células de fetos abortados, así de claro«, arrancaba el religioso, haciéndose eco de este bulo, para después continuar señalando que eso «es ir en contra del hombre«.
«Eso es inhumano, eso es cruel. No podemos alabarlo ni bendecirlo, todo lo contrario. Hemos de luchar por otra manera de actuar, a favor del hombre, no en contra del hombre. Eso es despreciar al hombre mismo, primero se le mata con el aborto y después se le manipula. ¡Mira qué bien, ya tenemos una vacuna! ¡No señor, tenemos una desgracia más obra del diablo, eso es lo que quiere el diablo!«, zanjó el polémico cardenal de Valencia.
Estas afirmaciones no son más que un bulo que circula desde hace meses en las redes sociales y que ya fue desmentido por el verificador Maldita.es: la teoría de que hay ADN fetal en las vacunas no tiene sentido científico.
Pero las declaraciones acerca de la utilización de fetos para fabricar la vacuna del Covid-19 no fueron los úncos comentarios que vertió Cañizares. También advirtió a los feligreses de que «la Iglesia no es una ONG». «La Iglesia es eucaristía, es amor, no es una ONG. Las obras de caridad no son una actividad más de la Iglesia. La actividad esencial de la Iglesia».
Cañizares se saltó el confinamineto y habló sobre la vacuna del coronavirus
Antonio Cañizares fue noticia a principios de mayo por haberse saltado el confinamiento por la crisis del coronavirus haberse saltado el confinamiento por la crisis del coronavirus para celebrar la fiesta de la Virgen de los Desamparados. Agentes de la Policía Local de Valencia y de la Policía Nacional tuvieron que intervenir en la plaza de la Virgen para clausurar el lugar.
El cardenal abrió las puertas de la basílica para que los fieles pudieran visitar y ver a la patrona de la ciudad, una infracción grave ya que el Real Decreto del estado de alarma recogía la prohibición de la celebracion de eventos religiosos para evitar la propagación del coronavirus.