4.200€ de multa a un restaurante por repartir comida en el estado de alarma, de forma gratuita a más de 80 personas que no tenían nada que llevarse a la boca durante el confinamiento.
El propietario del local, Javier Márquez, explica que no piensan pagar las sanciones que recibieron él y dos vecinas voluntarias, cuya suma asciende a 4.200€, según asegura el diario Las Provincias.
El hostelero se defiende mencionando el RD 463/20 artículo 10, apartado 4, en el que se especifica que se pueden prestar servicios de entrega a domicilio, aunque se suspendan las actividades de hostelería.
Este empresario y las dos vecinas colaboradoras vieron una necesidad en el barrio del Cabanyal, lugar donde está ubicado el restaurante, cuando se dieron cuenta de la situación económica del vecindario.
Se pusieron en contacto con Cruz Roja, la Policía Local dos organizaciones solidarias, Brúfol y Espai Veïnal Cabanyal, para poner en práctica esta idea después de conocer la situación delicada de varias familias.
Este negocio estuvo abierto durante el confinamiento solo para cocinar los alimentos que les llevaban, como centro de recogida, pero siempre guardando escrupulosamente las medidas de seguridad.
Una persona de cada familia se acercaba a la cola de la puerta del restaurante La Lusitania Vasca, manteniendo la distancia, y recogía la comida cocinada que llevaba a su domicilio.
El propietario del restaurante acusa a las fuerzas de seguridad de no actuar de forma adecuada, y denuncia amenazas e insultos de uno de los agentes, que le dijo que les iba a cerrar el local.
En la denuncia que posteriormente se convirtió en multa, aparece detallado lo siguiente sobre el agente:
«se dirige al establecimiento al observar cola de personas en la puerta recogiendo comida que es repartida por dos personas en el interior del local al exterior.
Que la persiana se encuentra subida y las luces encendidas y en el interior hay varias personas trabajando, que la puerta del establecimiento se encuentra abierta y que en el interior hay dos mesas a modo de mostrador».
Es una situación inverosímil que está causando numerosas reacciones en las redes sociales, ya que tanto voluntarios como propietarios solo realizaban una labor solidaria.