Una y otra vez, las personas encargadas de los empleos que ella buscaba, le decían lo mismo: «Sos muy agradable, pero por el momento, sentimos que no encajás en lo que estamos buscando». La misma Colette relató esto en una entrevista en el sitio estadounidense Upworthy y agregó: «Fue algo muy doloroso y me sentí rechazada».
Ante los reiterados rechazos en sus solicitudes de trabajo, la joven repostera lejos estuvo de bajar los brazos. Junto a su madre y a su hermana, decidió fundar su propia panadería, a la que llamaron Collettey’s. Allí recibieron el primer pedido de una galletita bautizada The amazing cookie (La galletita increíble), con chispas de chocolate, canela, y una serie de ingredientes secretos que era la especialidad de Collette. El pedido lo había hecho una importante tienda de Boston llamada Golden Goose Market.
Pero la fama le llegó pronto a esta flamante panadería. Gracias a una entrevista a la joven que se emitió por CBS News y alcanzó los hogares de millones de estadounidenses, Colletey’s pasó de hacer 100 galletitas por mes a recibir encargos desde todos los puntos del país. A mediados del pasado diciembre, la pequeña empresa de Collette había recibido más de 10.000 pedidos.
Pero el emprendimiento de fábrica de galletas y tortas de Collette no solo alcanzó rápidamente éxito económico y comercial. También fue importante para que la joven desarrollara uno de sus mayores anhelos a nivel social: contratar, para su panadería, a personas con discapacidad.
De hecho, actualmente en su pequeña compañía trabajan unas 13 personas, y gran parte de ellos tienen algún tipo de discapacidad. Y la panadería continua en crecimiento y realiza cientos de envíos a todo el país.
Además, Collette realiza también reuniones y cursos con personas discapacitadas para animarlos a desarrollar sus propios emprendimientos comerciales y para ayudarlos a que puedan conseguir empleo.
Los empleados de Collettey’s llevan un delantal con una consigna que parece ser el lema de vida de la joven repostera que se impuso con su tenacidad a los prejuicios sociales: «El ingrediente secreto siempre es el amor». Además, otra leyenda inscripta en algún lugar de la tienda también refleja el pensamiento de la emprendedora bostoniana: «Cambiando al mundo de a una galleta por vez».