Las propinas forman parte del servicio de la hostelería, son como un premio por la labor realizada por los trabajadores, por lo que son siempre un buen incentivo para muchos. Una camarera universitaria cuenta su experiencia en un bar de Estados Unidos, donde trabaja para ayudar a pagar el alquiler y con otros gastos.
La joven comenta que al principio le costaba mucho adaptarse al sistema de pedidos del lugar, pero con el tiempo fue capaz de ir percatándose de los clientes habituales y conociendo sus gustos para poder llevarles su orden lo antes posible y poder llevarse la propina. No obstante, se acabó dando cuenta de una realidad que ha asqueado mucho en redes sociales, donde ha expuesto su experiencia. Los días en los que llevaba un peinado en concreto como coletas o trenzas, ciertos consumidores ponían más atención y daban mayor recompensa. Estos peinados se asocian con un estilo más infantil, por lo que ha causado revuelo.
Si bien, de cara al público, hay ciertos comportamientos y apariencias que deben conservarse, los hosteleros están poniendo el foco en el trato de algunos clientes, que denigran su trabajo y les tratan de mala manera.
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