William Brown, un hombre de 24 años, falleció el pasado 29 de enero después que un cigarrillo electrónico le explotara en la cara. El estallido le habría provocado un derrame cerebral debido a que los trozos del cigarro le habrían atravesado la arteria carótida.
El estallido se habría producido en el parking de una tienda que vendía el mismo producto que le provocó la muerte, explica la CNN. Brown falleció dos días después.
Según explicó el responsable de la oficina del médico del condado de Tarrant, en Texas (Estados Unidos) el joven falleció de un infarto cerebral debido a que el estallido le atravesó la carótida izquierda.
El chico se habría dirigido a la tienda en cuestión porque tenía problemas para usar su cigarrillo electrónico pero no le pudieron ayudar porque no tenían esa marca de vaporizador. Fue el propio gerente del local el que llamó a la ambulancia.
Brown llegó al hospital y allí comprobaron que tenía una parte del vaporizador incrustada en la garganta. No es la primera muerte por esta causa que se produce en Estados Unidos. En mayo de 2018 un hombre de 38 años falleció por el estallido de un vaporizador en el cráneo.