Estas imágenes están convirtiéndose en algo cíclico. Largas colas, casi interminables, en las cumbres más altas del planeta. Algo que ya ha sucedido en el Everest. La última cima en la que se ha repetido la imagen ha sido el K2 en Pakistán. El negocio del «turismo» de «altas cumbres» acaba con el espíritu de los alpinistas. Una masificación de turistas en los ochomiles es una realidad.
Antes hacer cumbre en un ochomil era una gesta épica de algunos pocos valientes. Actualmente, es un negocio. Esta imagen fue tomada el 22 de julio cuando 145 personas hicieron cumbre en el K2, la segunda cima más peligrosa y alta del mundo. Fue tal la cola que los alpinistas tuvieron que esperar su turno para «coronar» la cima.
Un negocio que beneficia a los sherpa pero que «acaba» con el espíritu del alpinismo. Al final, hacer cumbre se trata solo de lograr el mejor postureo.