Afortunadamente nuestra primera crítica gastronómica va a ser favorable. ¡No os acostumbréis!
Da gusto entrar en la Fragua de Fuenteprior y que Esther te siga con ironía al vernos entrar riendo. No nos conocíamos, pero así nos abre la puerta quien parece hacer las veces de regente del negocio.
¿El sitio? un oasis a la falda de un pinar en los arrabales de Burgos. Tiene una terraza que en verano, si es que hay de eso en la cabeza de Castilla, tiene que ser un placer para cenar solo, en pareja o con amigos. También para cenas en grupos.
¡Empezamos!
Esther nos da a elegir la mesa. En este momento compartimos salón (generoso y de ventanales al pinar) con un cumpleaños de curentañeras. ¡Mesa para tres! ¿Carta o menú? nos pregunta. Ni leemos la carta. ¡A ver, cuéntanos! la increpamos. Os leo el menú, que os va a gustar (dice).
Esto empezaba bien, la «jefa» del chiringuito, domina al parroquiano. El carácter es un rasgo de la región. ¡Déjate de blandengues que así nos va!
De primero, risotto con boletus; garbanzos con langostinos y congrio; penca con jamón; cocochas de bacalao y ensalada cesar. Ponnos risotto, garbanzos y pencas.
En este momento, debemos decir, que entramos a comer pensando que íbamos a un comedor de camping, pero Esther nos trae la pitanza en platos bonitos y bien colocado el emolumento. Así sí! Sorprendiendo! Vajilla:9; presentación:9; Cristalería:4; Cubertería:5. Todo para compartir y empezamos. Para ser justos, el pan se lo comieron los zampones (mejor el de otros lugares). El vino? del tiempo, estamos en Burgos!
Cucharada a los garbanzos, ummmmm. Calentitos, blanditos, sabrosones, muy ricos, para repetir (con platito de guindillitas en vinagre para pegarle un toque de sabor). Tenedor al risotto, flipas, el tema del arroz es difícil, la expectativa era baja, pero el toque de queso te hace cerrar los ojos. Pencas! Jeje, son pencas, pero…buenas, muy buenas y muy bien acompañadas.
¿Nos vamos con los segundos? Elegimos probar calamar a la brasa, entrecot de ternera y carrilleras al vino tinto. Veredicto…. ese mismo orden, el calamar riquísimo, muy jugoso con una presentación llamativa y un sabor intenso muy agradable. El entrecot y la carrillera, siendo carne no tiene mucho que decir, buena calidad y buena mano para su preparación, a destacar: las guarniciones, patatas fritas «de las de verdad», pimientos del padrón y ensalada.
¿Postre? Si claro! En este punto, debemos decir que somos de lo «casero», de eso, nos ofrece la tarta de queso y de confitería tarta de San Marcos y tarta de zanahoria, de la de San Marcos no decimos nada porque no da para más. La de queso, de las de cerrar los ojos y gemir y la tarta de zanahoria para repetir.
Acabamos con un café cortado con Bailey´s y 20 euros por cabeza.
Volveríamos? por supuesto, el trato y la camarera, que es lo mismo, chapó!
Gracias Esther.-