Los hechos tuvieron lugar el domingo 27 de Julio, en uno de los vuelos que salió de Barcelona con destino Berlín. La compañía había vendido todos los billetes y el avión estaba completamente lleno. Todo transcurría con normalidad, la tripulación había iniciado el servicio y, por tanto, como es costumbre en estos vuelos, se desplazaban de un lado al otro del avión sirviendo los alimentos y bebidas que cada pasajero había solicitado. Algunos de éstos, a su vez, se levantaban para acercarse al servicio y de paso estirar las piernas.
Entre todos estos paseos, ocurrió el interesante suceso. En uno de los asientos de la fila izquierda del avión viajaba una mujer con su hijo cuando el pequeño rompió a llorar para manifestar a su madre el hambre que tenía.
Atendiendo la necesidad, la mujer se colocó en su asiento, cogió al niño en brazos, sacó el pecho y comenzó a darle de comer, con tan mala suerte que la zapatilla de Zara que llevaba se le cayó al suelo quedando en mitad del pasillo y sin que ella se diera cuenta. Los demás pasajeros pasaban por delante pero nadie la recogía y ni siquiera avisaban a la atareada mujer. Tanto es así que, incluso el propio personal de la tripulación veía la zapatilla y tampoco le decían nada.
Después de más de media hora y más de diez personas, la zapatilla seguí en medio del pasillo, demostrando así, una vez más y por desgracia, la insolidaridad y el poco sentimiento de ayuda que tienen la mayoría de las personas en lo tiempos que corren. Falta apego y mucho compañerismo entre desconocidos, que un día tuvo nuestra sociedad y que con el tiempo se está perdiendo.
El merecido final de la zapatilla de Zara
Finalmente, tras observar el suceso completo y con gran indignación tuvo que ser el propio pasajero que tomó la fotografía y que estaba sentado a 3 filas de la mujer, el que recogió la polémica zapatilla de Zara y se la entregó a la mujer, quien se lo agradeció profundamente.