Una práctica muy común tanto en las piscinas públicas como en las privadas de nuestra provincia, es la de “reservar nuestro sitio” para cuando regresemos, ya sea en 30 minutos o en 3 horas.
Es habitual observar desde las 10:30 de la mañana un par de mesas juntas y rodeadas de diez sillas con una única toalla o bolsa en el medio, lo cual significa claramente que todas esas sillas y mesas “están ocupadas” hasta que finalice el día pase lo que pase.
Esta conocida costumbre no sería un problema, si las sillas y mesas fueran ilimitadas, pero no lo son, al igual que la zonas de césped o de sombra que también son limitadas.
Carta de un lector (J.P.)
¿Y qué sucede cuando?
Llego con mis amigos o familia a las 15:00 para comer, ¿me tengo que poner en suelo o me llevo una mesa y silla ce camping con mi sombrilla?
En una ocasión detalla este hombre,
“Llegué a las 14:10 de un domingo para darme un chapuzón, comer un bocadillo y volver a mi trabajo a las 15:30, pero no había ni sillas ni mesas libres, estaban todas “ocupadas” pero vacías, así que se me ocurrió coger una de tantas que había “reservadas” a 2 metros para sentarme, comer y regresar al trabajo.”
“Lo curioso de esto, no es que volvieron los “dueños” del campamento, y digo campamento porque la silla era una de las ocho sillas y tres mesas que ocupaban un agradable lugar con césped, sino porque una mujer que no voy a describir me dijo muy molesta: ¡Oye no ves que esa silla está ocupada!»
Sobre este tema existen diversidad de opiniones y argumentos pero nos gustaría conocer la tuya en nuestras redes sociales.
Digital de León ha querido omitir a la sociedad que J.P. hace referencia