Esta es la receta de Panettone más fácil que has visto nunca, y que no te vas a cansar de hacer en cualquier época del año. Aunque es una receta típicamente navideña, puedes disfrutarla cualquier otro día con una buena taza de chocolate caliente. Si quieres sorprender a tu familia, o hacer un regalo original, no dudes que este dulce es una opción estupenda.
Masa madre o prefermento:
Para la masa:
Es muy importante respetar los levados de la masa para que nos quede bien esponjosa. Así que, tienes que tener paciencia para que esta receta te quede espectacular y no sea un fracaso total.
Primer fermentado:
Coloca en una fuente el agua templada para disolver la levadura totalmente. Después, añade 100 gramos de harina de fuerza, la yema de huevo y los 50 gramos de azúcar, para mezclarlo todo muy bien. Una vez que esté la mezcla homogénea, debes esperar un par de horas para que la masa esté bien reposada. Coloca el recipiente con esta masa en un lugar cálido y alejado de corrientes de aire, y tápalo con film transparente y un rodillo.
Segundo fermentado:
Necesitas otra fuente para colocar la harina, la mantequilla a temperatura ambiente para que no esté dura, además de las yemas de huevo y la nata. Estos ingredientes tienes que mezclarlos muy bien, para que quede todo homogéneo e integrado. Vas añadiendo las frutas bien picadas a tu gusto, y el prefermento que ya estará listo después de las dos horas. Vuelves a mezclar estas dos masas, para que queden bien unificadas, y tapas nuevamente esta mezcla para que vuelva a reposar.
Tercer y último fermentado:
Colocas la masa en el molde del panettone forrado con el papel de hornear, o sin él si lo prefieres y dejas reposar en el horno. Puedes poner una temperatura de unos 50 grados para que suba más rápido, pero pienso que es mejor no forzar la masa. Cuando veas que ha doblado su volumen, bates un huevo y pincelas con cuidado de no aplastar la masa. Lo dejas en el horno a 180 grados una media hora, y muy importante, no abrir el horno para que no se baje la masa.
Una vez que lo sacas del horno, para que no se baje al enfriar, atraviesa su base con una aguja grande y colócalo boca a bajo para que quede suspendido en el aire. Y ya solo te queda el último paso y el más delicado de todos, que es disfrutarlo en familia con un buen café o chocolate.
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