Con las últimas modificaciones de la nueva Ley de Bienestar Animal, las tiendas de animales se han puesto en el foco por la venta de productos que atentan contra su dignidad y salud, tales como los collares de entrenamiento, que en muchas ocasiones contienen pequeñas descargas eléctricas como castigo, que dañarían al animal levemente, pero que ahora se consideran como una tortura. Asimismo, la venta de cachorros u otro tipo de mascotas, incurre en un delito que será penado, así como la obtención de animales protegidos como las tortugas o algunas aves, cosa que hasta el momento era legal y estaba regulado.
Los dueños de las tiendas de mascotas explican que siempre han mantenido todo en orden y que el negocio de venta de animales en estos espacios era mucho más manejable, de modo que ven una contrariedad que esta nueva ley les ponga como un enemigo que atenta contra los animales. Exponiendo que estos servicios de venta sostenían sus establecimientos, aluden a que este sistema garantizaba al usuario una serie de conocimientos para tratar al nuevo miembro con todos los derechos y necesidades que podría requerir. Además, estiman que con el cierre de las tiendas de mascotas, se produzcan más ventas en el mercado negro.
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