Muchas teorías han estado muy vivas respecto al origen o el culpable del coronavirus, resolver este misterio ha sido una de las principales preocupaciones de los expertos a lo largo de todo el mundo, ya que conociendo su origen, sería mucho más sencillo poder acabar con él.
Un nuevo culpable del coronavirus
Se ha hecho público un trabajo francés el cual sujeta la hipótesis de que el culpable del coronavirus tenga su origen en los murciélagos, especialmente en aquellos de la región de Laos, los cuáles viven en cuevas de piedra caliza situadas en el sudeste asiático y al sur de China. Los investigadores que forman parte del equipo responsable del estudio del Instituto Pasteur de París, aseguran que existen coronavirus que han sido identificados en las poblaciones de murciélagos en Laos, y que son genéticamente similares al SARS-CoV-2.
Se han analizado muestras a 645 murciélagos que viven en el norte de Laos, concretamente son tres los virus que están estrechamente relacionados con el SARS-CoV-2. Así mismo también se ha observado que uno de estos virus se replica dentro de líneas celulares humanas, sin embargo este es inhibido por anticuerpos que neutralizan el SARS-CoV-2.
¿Existe la transmisión directa entre el murciélago y el humano?
Jordi Serra Cobo, el que es profesor del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la Universidad de Barcelona asegura que «nunca se ha observado la transmisión directa de un coronavirus de un murciélago a un humano».
«En dicho sentido, el que se hayan hallado murciélagos capaces de infectar nuestras células no significa que forzosamente se haya producido un salto de especie de murciélago a humano. Teniendo en cuenta que la interacción humanos-murciélagos es relativamente pequeña, puede existir una especie intermediaria que esté más cercana a la actividad humana y que sea la transmisora. De todas formas, cabe tener en cuenta, que la compatibilidad biológica para infectar nuestras células no es un factor suficiente para que se produzca una epidemia. Es importante que haya una amplificación y ulterior dispersión del patógeno, factores de tipo antrópico que tienen mucha relación con nuestra actividad».
Amanda Arroyo