España es un país en el que podemos encontrar una gran cantidad de paisajes y monumentos de los que podemos disfrutar
Rincones naturales, palacios de ensueño, templos que son verdades obras de arte del románico o el gótico, parques donde perderse, castillos que parecen sacados de un cuento. Está claro que los encantos de España son muchos y que por eso cada año viene a vernos millones de turistas que quieren conocer de primera mano todas estas joyas de enorme valor monumental: la Alhambra, la Sagrada Familia, el Prado….
En conclusión España es un país rico en cultura, en tradiciones, en espacios únicos y rincones exquisitos que merece la pena visitar al menos una vez en la vida.
Por eso, en el siguiente artículo te invitamos a sumergirte en algunas de las zonas más especiales del país, siendo conscientes en todo momento de que no están todas las que son, pero sí que lo son todas las que están.
Playa de las Furnas
En la zona de Porto do Son en la provincia de la Coruña nos encontramos con la magnífica Playas Das Furnas, un lugar paradisiaco que te invitamos a recorrer y conocer en tu viaje por la zona de Galicia. La Playa Das Furnas es todo un paraje maravilloso casi completamente virgen y alejado de todo los rastros de civilización en sus alrededores lo que le da un encanto mayor para los que busquen playas alejadas del bullicio del turismo de sol y playa.
Lo que es más que recomendable es poder dar paseos a la orilla de la arena, una opción que nos da el poder de disfrutar en el invierno de este paraje natural en la costa. Además puedes andar hasta llegar a otras playas colindantes de la zona también muy apetecible.
Esta playa es conocida por ser el lugar donde Ramón Sanpedro tuvo el accidente que lo dejó paralítico y que fue reflejado en la película Mar Adentro de Amenabar.
Esta playa es una realmente espectacular para l práctica del surf, debido a su gran oleaje y su viento casi constante cada día. Una de las principales características de la playa es su entorno natural. Una playa completamente recta cuya arena es de color muy claro casi blanco por lo que cuando el mar está tranquila nos encontramos con unas aguas cristalinas de gran belleza.
Otras de sus características principales es la piscina natural que podemos ver en la siguiente imagen en donde podemos disfrutar de un baño de lo más relajante y exclusivo. Se trata de una piscina natural que se ha formado en medio de las rocas de pizarra a las cuales se las llama Furnas. De ahí el nombre de esta playa de la Coruña.
En la comarca de Noya en la Coruña nos encontramos con esta localidad de Porto do Son en donde tenemos la encantadora playa que nos ocupa la narración de el día de hoy. Bien merece una visita a esta localidad si es que venimos a disfrutar de esta playa gallega.
Porto do Son es una encantadora villa costera y marinera de Galicia en donde habitan alrededor de 2.200 habitantes. No puedes dejar de visitar la zona de la Plaza de España en este pueblo, uno de sus lugares más característicos sin dejar dudas.
Congost de Mont-Rebei
El Congost de Mont-Rebei, ubicado entre las provincias de Lleida y Huesca. Hasta hace relativamente poco podía considerarse una de las joyas naturales más impresionanates y menos conocidas de Cataluña, pero su fama ha crecido mucho ya que no es el paraje solitario que debió ser en otros tiempos. Aún así, el complicado acceso por carretera y la lejanía de Barcelona lo mantienen a salvo del turismo de masas. Con este post queremos animaros a conocer este precioso paraje natural, idóneo para una escapada de fin de semana.
El Congost de Mont-rebei es un desfiladero formado por el río Noguera Ribagorçana a su paso por la Sierra del Montesec, la cual atraviesa de Norte a Sur. Está ubicado entre las comarcas de La Ribagorza y el Pallars Jussà y se puede llegar a él andando desde diferentes puntos, aunque el acceso más popular es el de «La Masieta». Un camino excavado en la roca permite recorrer todo el cañón al borde del precipio y obtener vistas cómo las que se ven en las fotos. Desde 1999 el Congost de Mont-rebei está protegido y gestionado por la Fundació Catalunya.
El sendero que atraviesa el Congost de Mont-rebei forma parte del GR-1. Hay al menos tres opciones para hacer esta excursión: la opción corta y más sencilla consiste en realizar el recorrido señalizado que va de Norte a Sur desde el parking de «La Masieta» hasta el final del desfiladero. El camino es muy sencillo, de unos 3,5 km y se necesita aproximadamente 1h y 45 minutos para cubrir el trayecto de ida. Se puede alargar el paseo hasta el segundo puente colgante, el que atraviesa el Congost del Seguer y una vez allí animarse a bajar las empinadas escaleras de madera construidas en la pared que llevan hacia el albergue de Montfalcó.
La segunda opción, para senderistas algo más avanzados, es hacer el camino de Sur a Norte desde el parking de la ermita que está cerca de Corça, hasta el segundo puente colgante pasado el desfiladero.
El Flysch de Zumaia
El Flysch de Zumaia es uno de los lugares imprescindibles si las ruta por la Costa Vasca. Se trata de una zona con una gran diversidad geológica donde el espectáculo consiste en ver como en grandes acantilados que dejan al aire libre las marcas de la tierra. No es el único, en Bizkaia también puedes visitar el Flysch de Barrika, si bien el de Zumaia es el más popular y concurrido.
Esta zona protegida dentro el Geoparque de la Costa Vasca se extiende por los municipios de Zumaia, Deba y Mutriku junto al mar, a unos 30 minutos en coche de San Sebastián. Si no sólo quieres visitar el Flysch de Zumaia tienes muchas opciones ya que es una zona ideal para explorar a pie o una espectacular excursión en barco descubriendo miradores naturales. La ruta por el Flysch de Zumaia a pie es bastante sencilla, dura una hora y te permite ver algunos de los paisajes más destacados de la zona.
En el Geoparque de la zona de Gipuzkoa destacan tres colores: el azul del mar, el verde de los montes que se extienden por encima de los acantilados y el negro del Flysch que en esta zona queda al descubierto. Esta palabra alemana se refiere a un fenómeno geológico que se forma por la alternancia de capas de rocas sedimentarias visibles en tierra debido a los grandes impactos como el que se produjo hace más de 100 mil millones de años en el Golfo de Bizkaia: la pequeña placa ibérica se separó de la placa europea y provocó la salida de estas rocas.
En la actualidad estas rocas son grandes acantilados que se extienden a lo largo de 8 kilómetros en un paraje natural protegido que permite pasear y disfrutar de la costa agreste que fue declarada Patrimonio Mundial de la Unesco en 2015 una de las zonas más bonitas de la costa.
Ruta de las Caras
La ruta de las Caras es una de las rutas más originales y conocidas que podemos encontrar en la provincia de Cuenca, es la Ruta de las Caras de Buendía, una sencilla ruta situada junto al pantano de Buendía y frente a la Sierra de Altomira en plena Alcarria conquense y que podemos realizar en cualquier época del año.
En esta ruta podremos ver a través de un agradable paseo entre pinares por el entorno del embalse de Buendía más de quince esculturas y caras esculpidas en la roca caliza durante años, cada una de ellas con su propio significado e inspiradas en figuras budistas dioses indios, cruces templarías o incluso la cara del compositor Beethoven.
A finales del siglo XX este paraje situado a unos 3 o 4 kilómetros era muy popular proque se permitá la acampada junto al embalse de Buendía. En 1992, a Eulogio Reguillo y a Jorge Juan Maldonado se les ocurrió esculpir la piedra arenisca.
Este tipo de roca es sencilla de esculpir, era la que se usaba principalmente en el antiguo Egipcio. Esto ha permitido a los autores crear obras muy variadas y de diferentes tamaños, desde menos de un metro hasta más de seis metros de altura.
La primera escultura que realizaron en la ruta fue La Monja, que no es una de las más grandes, pero fue el inicio de las más de 15 esculturas que podemos encontrar en la actualidad que lo han convertido en uno de los mejores museos de esculturas al aire libre que podemos encontrar.
La Ruta de las Caras de Buendía es un sendero circular de 1.5 kilómetros que pasa por todas las caras esculpidas en la roca, más de 15 esculturas y bajorrelieve. La Ruta de las Caras es una ruta de 1 hora de duración más o menos, sencilla de hacer y apta para ir con niños, ya que la mayor parte del camino está a la sombra bajo los pinares que rodean el pantano. No es una ruta complicada ya que tiene poco desnivel, aunque tiene algún tramo de subida o con escalones, por lo que se recomienda calzado cómodo.
La ruta se divide en 3 grupos con sus obras. Lo normal es empezar por el grupo 1 que es la que está más cerca del parking, pero al ser un paseo circular, se puede empezar también por el grupo 3 y dejar las caras del primer tramo para el final ya que son las más impresionantes.
El Monasterio de Santa María de Rioseco
El Monasterio de Santa María de Rioseco se encuentra situado al comienzo del valle de Manzanedo, en una altura que domina al Ebro, junto a la carretera que asciende hasta San Martín del Rojo. Rioseco se localiza a 9 kilómetros de Villarcayo y 72 de Burgos.
Estuvo habitado durante siglos por ‘monjes blancos’ de la Orden del Císter, llamados así por su indumentaria, por contraposición a los monjes cluniacenses, conocidos como ‘monjes negro’.
Pero no siempre estuvo ubicado donde hoy lo contemplamos. En 1135 el rey Alfonso VII «el emperador» entregó el monasterio de Quintanajuar al monje Cristóbal, sobre el que los estudiosos no se ponen de acuerdo en si era ya un «monje blanco».
El rey Alfonso VIII deseaba pacificar la frontera de Castilla con Navarra, por eso les ofrece donaciones a los monjes de Quintanajuar si se trasladan a San Cipriano Montes de Oca en La Rioja lugar al que se van en 1184.
Los monjes de Rioseco desarrollaron un sistema de explotación económico moderno, creando una producción agrícola modélica, imponiendo en el Valle de Manzanedo los cultivos de trigo, viñedos y lino. También introdujeron los frutales en el valle.
Destacó su plan ganadero, de ahí la importancia para los monjes de prados y bosques. Su cabaña ganadera llegó a contar con 2.000 cabezas de ovejas y en el Catastro del Marqués de la Ensenada se recoge que en su coto redondo había 200 carneros, 16 vacas, 70 cabras, 31 chivos y 12 cerdos.
La importancia de su plan hidráulico justifica la elección de situar el monasterio junto al río Ebro. En Rioseco se conservan las canalizaciones de piedra que traían el agua desde al fuente de la Toba.
Jardín de Peter
La primera referencia que aparece en la mente al observar sus producciones es Gaudí, aunque el estilo de Peter podría encajarse sin problemas en el arte marginal. El término lo acuño en 1945 Jean Dubuffet, otro pintor y escultor francés, que con él quería hacer referencia al arte creado por artistas sin formación, por personas ajenas a este mundo y con un pensamiento libre de limitaciones sociales.
Lo habitual en ese estilo artístico es que no haya un interés económico detrás, como ocurre en el jardín construido por Peter Buch a lo largo de décadas en el Parque Natural de la Tinenca de Benifassa. Formentera, la llenase de gente y disparase los precios. Actualmente por su jardín autogestionado pasan unas 3.000 o 4.000 personas, según ha declarado a la prensa.
Asimismo ha asegurado que no recibe ninguna ayuda de la administración pública y que el jardín nació casi de manera casual. En el universo de Buch habitan figuras llenas de colores, con dimensiones muy diferentes y una mezcla abigarrada de colores.
Hay una construcción que se cree que podría ser una cara con la boca abierta que recuerda ligeramente al Dragón de la Calderona, situado también en Castellón y que gestiona la artista Rhea Marmentini.
Buch no trazó un plano para diseñar su jardín ni siguió ninguna norma. Empezó poco a poco a desarrollar sus esculturas, que fueron colocándose de manera prácticamente natural por el campo.
Quienes se acerquen al mundo onírico de Buch pueden recorrer también las calles de Pobla de Benifassà, una pequeña aldea de unos 260 habitantes. Sus casas son bajas y con paredes de piedra, construcciones típicas del mundo rural de Castilla y León.
Las Gredas de Bolnuevo
Las Gredas de Bolnuevo consisten en un pequeño conjunto de formaciones rocosas situadas frente al mar Mediterráneo, también conocidas como la Ciudad Encantada de Mazarrón o las Erosiones de Bolonuevo.
Gredas hace referencia a los materiales finos, compuestos por margas arcillosas, predominante en este curioso enclave de la Región de Murcia, situado al sureste de la sierra de las Moreras.
Tanto las gredas como otros materiales se fueron depositando en el lugar desde hace 5 millones de años, por la acción del mar y por el arrastre de materiales a través de ramblas desde la citada sierra de las Moreras. Durante todo este largo periodo de tiempo, el nivel del mar fluctuó en varias ocasiones produciendo un desgaste inicial sobre los materiales de las Gredas de Bonuevo.
En la actualidad, la acción del viento y la climatología adversa siguen produciendo una lenta pero constante erosión sobre los materiales más débiles de este rincón de la costa murciana.
Las Gredas de Bolnuevo se encuentran a unos 10 minutos en coche al oeste del Puerto de Mazarrón y a uno 50 minutos de la ciudad de Murcia. Lo más sencillo es tomar la autovía RM-3 y a la altura de Mazarrón, seguir por las carreteras RM-332 y RM-D6 para llegar a la costa donde podemos aparcar frente a las Gredas de Bolnuevo, tal como se muestra en el siguiente mapa.
Bosque de Oma
La pintura ha de ser que se independice totalmente del orden establecido por la naturaleza, con sus coloraciones y climas dominantes, incorporada a la pintura la naturaleza adquiere otras atmósferas y el paisaje se transforma pero para ello hace falta aparecer en su condición de líneas, con capacidad de estructurar una forma o lo que sea.
La primera pintura que realicé fue un baya blanca que domina las relaciones entre los conceptos espaciales tridimensionales y bidimensionales.
Cuando llegas al bosque ves un tema y cuando te vas ves el mismo tema pero las impresiones serán distintas porque la luz cambia y se utiliza la naturaleza como elemento. No es la pintura la que tiene que entrar dentro de la naturaleza, sino la naturaleza la que amalgama y llena de matices la pintura.
Los colores más inidicados en la naturaleza son los planos, es decir, aquellos colores primarios que más se parecen a los botes o los tubos sin mezclar. En la naturaleza hay que entrar desde lo artificial para constuir imágenes que se identifiquen en su condición de color y no en función de las reproducciones de la naturaleza.
Visitar este bosque aporta una experiencia estimulante y lúdico, visual y estética. En el paisaje intervienen desde la historia hasta las creencias culturales o mitológicas. No hay formulas que tengan carácter espacial porque a veces los espacios están cargados de conceptos que son geométricos. Cuando se trabaja la naturaleza, los conceptos que llegan a mezclarse entre sí son de una enorme complejidad.
En el recorrido hacia el bosque, se pueden divisar las referencias geográficas que han condicionado al artista en la realización de las pinturas: los valles de Basondo y Oma; las numerosas grutas que esconde el encinar entre la que se encuentra la cueva de Santimamiñe que alberga las pinturas paleolíticas más importantes de Bizkaia; los castros prerromanos de Nabarniz y la ciudad y el árbol de Gernika.
El Parque Natural de San Llorenç de Munt
El Parc Natural de Sant Llorenç del Munti i l’Obac se encuentra muy cerca de la ciudad de Barcelona, entre la comarca de Bages i del Vallès Occidental. Visitando el parque te encontrarás con un oasis natural, protegido, aislado y con muchas cosas que ver.
El parque tiene cerca de 14.000 hectáreas de superficie que fueron las primeras en ser catalogadas como espacio protegido en España. Esto significa que este parque es el primer Parque Natural del país.
El parque abarca varios municipios de la provincia de Barcelona. Se trata de un lugar formado por la unión de las formaciones montañosas de Sant Llorenç del Munt i de l’Obac y por donde pasan los ríos Llobregat y Ripoll.
Visitando el parque te encontrarás con paisajes de risco y monolitos de conglomerado rojizo. Es muy bonito ver cómo estos contrastan con el verde de los pinares y los encinares de las faldas de la montaña. Además allí te toparás con diferentes cuevas, como la cueva del Manel y cueva del Frare.
Es un parque muy rico en flora y fauna. La vegetación característica de la zona alta es el encinar, pero al mismo tiempo observarás mostajo, boj y roble. En altitudes más bajas podrás ver arbustos como el madroño, pinos blancos y avellanos.
En cuanto a la fauna existe una gran diversidad de aves. Las más comunes, y que verás con mas frecuencia son el mirlo, la paloma y el petirrojo, entre otras. Por los matorrales se escurren diferentes tipos de serpientes. Y en las fuentes te encontrarás con varias especies de sapos.
Los primeros asentamientos en el macizo de Sant Llorenç del Munto datan desde la prehistoria. En el lugar existe un considerable número de importantes yacimientos encontrados en cuevas y abrigos naturales. Estos demuestran cómo el macizo fue escogido por el hombre prehistórico como un lugar donde establecerse. A lo largo del tiempo se han ido amontonando restos que dan testimonio de las ocupaciones de los diferentes periodos históricos.
El monasterio de Sant Llorenç del Munt, fue construido en la cima de la Mola, es un monumento emblemático del macizo. Además, allí abundan los restos arqueológicos neolíticos y las masías de gran porte. Es un gran lugar donde practicar senderismo. Allí podrás ascender a la cima de La Mola y el Montcau. Recorriendo sus diversos caminos, estarás en contacto con la naturaleza al mismo tiempo que vas conociendo algunos de los monumentos que se ubican en el interior.
Las Barrancas de burujón
Las barrancas de Burujón se encuentran entre la carretera que une Toledo y Talavera a medio camino entre Burujón y La Puebla de Montalbán, cuna del autor de la Celestina, Don Fernando de Rojas. Eso y la falta de promoción hizo que se mantuvieran a espaldas del turismo durante mucho tiempo. Pero se anunció que en 2010 tendría el rango de Monumento Natural bajo el nombre de «Barrancas de Castrejón y Calaña», así como la aparición en varios medios de comunicación sacaron a la palestra a este lugar que comenzó a recibir cada vez a más gente.
La Barrancas de Burujón se explican como algo más de un kilómetro de cortados arcillosos nacidos a causa de la erosión del viento y las aguas del Tajo se abalanzan sobre un embalse donde nada rompe con la armonía. Estas cárcavas, dibujadas como auténticos caprichos de la naturaleza, se posan sobre sedimentos de hace más de veinticinco millones de años. De esta manera una hilera de barrancos coronados por el Pico del Cambrón, a la vista de cualquiera de los miradores de la senda ecológica, retratan la escena a la perfección.
La ruta bordea la zona dando una de las mejores panorámicas que podemos encontrarnos en el terreno. Los miradores con cercados de madera delimitan la distancia para hacer fotos sin morir de vértigo o de un resbalón. Conviene ir con cuidado allá donde no hay protección y seguir los caminos indicados. También ser respetuosos con el entorno evitando sin excusa alguna arrojar basura, molestar con el ruido y, en definitiva aplicar la lógica para que los demás puedan disfrutar del lugar sin prejuicios. Las Barrancas de Burujón, además de un paisaje maravilloso, es también reserva de avifauna. Anidan muchas especies de aves entre las que se encuentra el águila-azor perdicera, el búho real, la garza real así como una elevada presencia de cigüeñas, cormoranes, ánades, sisones, martinetes, alcaravanes o mochuelos. Los agujeros de las cárcavas así como la vegetación que emerge de la laguna resultan perfectos para la vida animal. También hay mamífero como jinetas o gatos monteses, pero observarlos en su estado salvaje parece extremadamente difícil. Desde el sendero ecológico corriente salen también distintos rutas de senderismo que te llevan hasta las orillas del embalse o dejan al ras las propias cárcavas, viendo el Pico de Cambrón desde distintas perspectivas.