La secta internacional y fundada por un leonés, los kikos.
Larga es la lista de los españoles que han ganado notoriedad en el Vaticano. El fundador de los Jesuitas, el del Opus Dei o el de los Escolapios. Todos ellos tienen en común que crearon nuevas formas de entender la Iglesia Católica, una interpretación diferente de convivir con la religiosidad en el día a día. Pero hay otra comunidad muy popular en España que se ha extendido por todo el mundo. Te hablamos de los kikos, una corriente católica que comenzó como una secta no aceptada por la Iglesia y que fundó un leonés.
En esta ocasión hablamos de los conocidos popularmente como «los kikos», corriente católica que en realidad se llama Camino Neocatecumenal. La fundó en los años 60 un leonés llamado Francisco José Gómez de Argüello y Wirtz, más conocido como Kiko Argüello. Sin embargo, este leonés no inició su andadura en León, sino en el humilde barrio de Palomeras, en el distrito madrileño de Puente de Vallecas.
Junto a la catequista soriana Carmen Hernández y el sacerdote italiano Mario Pezzi, Kiko formó el Equipo Itinerante Internacional para hacer un seguimiento del movimiento en todo el mundo. Kiko Argüello fue nombrado consultor del Pontificio Consejo para los Laicos por Juan Pablo II y ratificado por todos los papas siguientes. También fue nombrado consultor del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.
Este movimiento comenzó por las experiencias místicas que vivió Kiko, pintor de profesión que paradójicamente había frecuentado ambientes ateos durante su juventud. Al principio el Vaticano no aceptaba esta nueva forma de entender el catolicismo y le negó el permiso. Pero al ver que el movimiento de este leonés se convertía en el más numeroso después de la crisis de las congregaciones, Juan Pablo II finalmente lo aceptó en 2002. Sin embargo, no fue hasta el año 2008 cuando la Santa Sede aprobó definitivamente sus Estatutos.
Actualmente, el Camino Neocatecumenal se ha extendido a 134 países de todos los continentes del mundo con 6.270 parroquias y hasta 125 seminarios. Además, existen 21.300 comunidades y 1.668 familias misioneras, 216 de ellas haciendo misiones en ciudades que no son cristianas. A pesar del éxito conseguido en el mundo católico, muchos obispos todavía son reticentes y algunos sectores de la sociedad les acusan de fundamentalistas, ultraconservadores o sectarios, ya que suelen guardar un gran secretismo en sus prácticas litúrgicas y en su modo de vida.
Franco Dávila
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