Durante mucho tiempo cerrado y esta impresionante ‘cámara de los secretos’ y todavía levanta gran curiosidad, los menores tienen que verla acompañados.
Era de día en cualquier parte del mundo, pero allí la penumbra era más oscura y espesa que cualquier otra noche. Las palabras, prestadas de Plinio el Joven, que observó la tragedia, sirven para resumir cómo el 24 de agosto del año 79 d.C (según la fecha tradicional), las poblaciones de Pompeya, Herculano y Estabia se apagaron para siempre en un cielo de ceniza. En la bahía de Nápoles, aquel día, el volcán dormido despertó y la lava bajó corriendo las laderas. La gente creyó al principio que solo se trataba de un escape de humo.
Desgraciadamente conocidas por ello, las ciudades se separaron por unos minutos de demora en función de su cercanía al Vesubio. En Herculano muchas personas dormían, algunas corrieron hacia la playa pensando que el mar podría protegerlos. Nos han quedado los restos, como un trágico individuo de 40 años que se aferra a un monedero con la cabeza vuelta a la playa.
Los habitantes de Pompeya tardaron 17 minutos en morir, según los estudios, y el tormento se prolongó más: primero llegó una lluvia fina de ceniza, después comenzaron a caer piedras del volcán y la ciudad quedó envuelta en vapores de azufre. Como los famosos amantes (según los estudios, dos hombres de 18 y 20 años), casi todos murieron al sufrir una hemorragia inducida por el calor, y sus cráneos estallaron.