Esta es la historia de un hombre que decidió guardar a su amada una mesa por 33 años, con la esperanza de volver a verla algún día.
¿Por qué no puedo sentarme en esa mesa?
Los clientes entraban en el bar de Adelino y siempre veían la misma mesa con el cartelito de «reservado» sobre ella. Notaban como los platos, vasos y cubiertos estaban dispuestos para ser servidos y como la luz de las velas iluminaba dicho rincón. A pesar de todo esto podía notarse como la mesa no tenía nunca ningún cliente. Los clientes que pasaban menos veces por el establecimiento sentían curiosidad, pero no se atrevían a preguntar por ello.
Aquellos que ya habían ido las suficientes veces como para ser considerados clientes habituales se dedicaban a molestar a Adelino. «Oye, deja que nos sentemos en ese sitio. ¿Qué más te da? Esa mesa por 33 años nunca ha tenido clientes…» Ante estas preguntas, Adelino tan solo les miraba y respondía con un simple: «Lo sé, pero no me importa. Este sitio está reservado».
Ante esta situación fue que, uno de los clientes habituales, harto y cansado por el tema, le preguntó a uno de los camareros sobre el motivo por el que su jefe mantenía reservada esa mesa por 33 años, quería saber qué problema tenía con ese lugar. Para su sorpresa, el camarero, respondió informando que no era una historia muy agradable, por lo que prefería no molestarle con ello.
Preparó esa mesa por 33 años
El cliente, lleno de dudas y preguntas siguió escuchando lo que el camarero le contaba. «Sus padres antes eran los dueños del bar, hace 33 años, cuando el jefe Adelino tan solo tenía 18, estaba enamorado de una muchacha llamada Paula. Los padres de Paula eran muy rígidos y no creían que Adelino era suficiente para su «pequeña». Por este motivo le prohibieron volver a ver a su hija.»
La historia seguía contando como tanto Paula como sus padres se mudaron a otro continente en cuanto la joven terminó el curso escolar. Antes de marcharse, Paula, decidió ir a ver a Adelino y le pidió verse en el café de los padres de este. El informó de que la mesa estaba reservada ya para ambos y esperó su llegada. «Adelino esperó y esperó, pero Paula nunca llegó. Parece que no la dejaron ni despedirse».
Esa misma noche fue cuando Adelino decidió que mantendría esa mesa reservada con la esperanza de volver a verla, manteniendo la vela encendida. La historia hizo que el cliente comenzase a sentirse mal por haber molestado a Adelino, ya que no sabía de la reserva de la mesa por 33 años.
Tiempo más tarde fue cuando una mujer entró al bar y fue directa a la mesa donde Adelino le dijo a Paula que la esperaría, el camarero se apresuró e informó a la señora de que «No puede sentarse en esta mesa, lo siento, está reservada». Ante esto, la mujer le miró y le dijo «Perfecto, ya que la reservé hace 33 años y me gustaría poder usarla»
Esto hizo que el camarero fuera a contarle a Adelino que, la mesa por 33 años vacía, estaba siendo solicitada por quien la debía ocupar. Este, sin mediar palabra, salió corriendo al encuentro con esta mujer. Nada más vio a la mujer se dio cuenta de que era la Paula de la que siempre estuvo enamorado. Tras un tiempo donde solo se miraban el uno al otro, Adelino, ofreció a Paula tomar asiento y le dijo «Estás hermosa».
Llegó el momento de ponerse al día
Estas palabras hicieron reír a Paula «¿Tras todo este tiempo crees eso?». Adelino afirmó sus palabras y preguntó por lo ocurrido la noche que deberían de haberse visto. Paula comenzó a contar como sus padres bloquearon la puerta para que no saliera. «Para que no volviera a verte me dieron una carta falsa donde decías que te ibas a casar con otra. Estaba tan destrozada que hice todo lo posible por olvidarte lo más rápido que pude».
Adelino siempre esperó por Paula «Nunca me casé ni tuve hijos, sabia que el día de hoy llegaría». Rápidamente recibió una respuesta de Paula: «Bueno, yo me terminé casando y tuve dos increíbles hijos. Mi matrimonio era perfecto pero me dejó hace cinco años.» Estas palabras destrozaron a Adelino, quien consiguió recomponerse rápidamente para expresar como se alegraba por ella de que hubiera podido vivir toda una vida, a pesar de ser sin él. «Seguro que una mujer tan hermosa como tú volvió a casarse…».
Paula le contestó entre risas: «No, no me casé. Viví una vida enfocada en mis queridos hijos. Eso fue hasta que mi madre murió hace dos años». Adelino sentía mucha pena por escuchar eso, pero Paula continuó con su explicación «En ese momento encontré todas tus cartas, las de verdad. Leí cada una de ellas y decidí que tenía que volver a verte. Terminé de tramitar toda le herencia de mi madre y vine lo más pronto que pude».
Adelino y Paula estuvieron hablando durante horas y horas hasta el cierre de la cafetería. Tiempo después Paula decidió mudarse con Adelino. Ambos dirigieron la cafetería durante años y disfrutaban cada noche de una cena en pareja a la luz de las velas de aquella mesa por 33 años reservada.
¿Qué podemos aprender?
Aquel cliente que aprendió la historia real detrás de la mesa por 33 años reservada y se sintió mal por haber molestado a Adelino, por lo que mediante la compasión fue capaz de comprender la situación y ponerse en sus zapatos.
Adelino mostró un compromiso y paciencia por encima de lo que muchos otros habrían podido demostrar. Tras reservar esa mesa por 33 años seguía esperando por Paula cada día, preparando todo cada día esperando por su llegada.
Esta historia está inspirada en la que un lector ha decidido compartir con este medio y los nombres y posibles lugares mencionados en este artículo han sido modificados, cualquier parecido con la realidad es completa coincidencia. Las imágenes mostradas no son más que de carácter ilustrativo para acompañar esta historia. Si deseas compartir una historia con nosotros puedes enviarla a prensa@digitaldeleon.es