Llega el frío y con ello la costumbre de los gatos de esconderse bajo los coches e (incluso) dentro de los capos. Es muy frecuente que con las noches de frío los animales callejeros busquen refugio en los vehículos en busca de calor. Algo típico también para protegerse de la lluvia. Una circunstancia que, en ocasiones, pasa desapercibida y no será el primer gato que aparece atascado en un motor.
Un simple gesto puede salvar la vida del gato y evitar males mayores. Un ligero golpecito en el coche puede servir de aviso al animal y en caso de que esté refugiado en nuestro coche se de cuenta de nuestra presencia y deje su escondite.
No olvides que el motor del coche es un radiador idóneo para los gatos y puede ser muy tentador. Y si sabes que hay un gato en el motor y no sale, lo mejor es que avises a los bomberos.