La ley de la memoria establece que los «escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación personal o colectiva del levantamiento militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura» deberán ser retiradas de los edificios y espacios públicos. En León se mantiene una Avenida en honor de Fernández Ladreda.
Es así que muchas calles de toda España han sufrido la alteración de sus nombres en muestra por el desprecio de la memoria, porque ya sea más agradable a nuestros personales pareceres o menos, es nuestra historia.
El nombre de los protagonistas de la Guerra Civil y de la dictadura se ha eliminado de 800 vías desde 2016, aunque 249 municipios aún mantienen 400 calles con vestigios franquistas.
Franco y las franquistadas
Franco ha salido del Valle de los Caídos, pero no del callejero español. Las referencias al dictador, en cualquiera de sus múltiples formas (Generalísimo, General, Caudillo), siguen dando nombre a 94 calles y plazas, situadas en su mayoría en pequeños pueblos de las dos Castillas y Aragón.
Son los últimos reductos en honor al dictador que aún sobreviven a la Ley de Memoria Histórica pese a que durante la pasada legislatura se ha acelerado el borrado de las placas franquistas.
Desde 2016 se ha eliminado el nombre de Franco de 233 calles de toda España, además del topónimo de algunos municipios, como los anteriormente conocidos como Guadiana del Caudillo, ahora simplemente Guadiana, o Bembézar del Caudillo, ahora Bembézar. Otros, en cambio, mantienen su topónimo franquista, como Llanos del Caudillo, en Ciudad Real.
En diciembre de 2015, casi 1.200 viales de toda España mantenían el nombre de los principales protagonistas del franquismo y del golpe de Estado del 18 de julio: Franco, José Antonio Primo de Rivera, Ramiro Ledesma y los generales Mola, Queipo de Llano, Moscardó, Sanjurjo, Varela y Millán Astray. De estas calles, 317 llevaban el nombre de Franco por las 373 de José Antonio.
Cuatro años después, unas 400 calles de 249 municipios mantienen su denominación franquista (hemos incluido en el análisis a Onésimo Redondo, fundador de las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica, uno de los embriones de la Falange), después de que su rastro haya sido borrado de casi 800 placas. Las 94 calles y plazas a las que da nombre Franco solo son superadas por las 158 en honor a José Antonio.
El senador de Compromís y su alergia a la historia de España
A raíz de que, el senador Carles Mulet, de Compromís, empezara a pedir en la cámara alta listados con las calles que mantenían denominaciones franquistas y a enviar 4.500 requerimientos —uno por cada vial— a los ayuntamientos para que retiraran estos símbolos. «Tenía cierta impotencia por ver que la Ley de Memoria Histórica [aprobada en diciembre de 2007] no se aplicaba. Hacía falta aplicarla para ver en qué fallaba y en qué se podía mejorar», afirma.
La insistencia de Mulet, la llegada de los gobiernos del cambio a varias ciudades, entre ellas Madrid, y una circular del Ministerio de Justicia, de hace un año, dirigida a 656 ayuntamientos han acelerado la eliminación de las placas franquistas. Más de 450 calles con los nombres de Franco y José Antonio han sido cambiadas durante los últimos cuatro años.
Las denominaciones preferidas para sustituir las referencias al dictador han sido plaza o calle Mayor (35 casos), España (17) y Constitución (8). El general Mola ha sido el tercer mayor damnificado del borrado de viales franquistas, con 115 modificaciones. En total, 373 localidades han eliminado todo vestigio franquista que mantenían hace cuatro años, de acuerdo al análisis realizado.
Algunos ayuntamientos dijeron que era un problema del INE porque no había actualizado el callejero, mientras que otros convocaron plenos extraordinarios para cambiar el nombre de las calles. Y unos pocos se pusieron gallitos en plan: ‘No tengo ni presupuesto para plantar árboles como para cambiar placas‘.
Los vestigios franquistas son más abundantes en los pueblos pequeños. No obstante, capitales de provincia como Murcia (con seis calles en honor a Franco, José Antonio, Onésimo Redondo y los generales Mola, Moscardó y Sanjurjo), Almería, Albacete, Santander, Castellón, Badajoz, León, Cáceres o Teruel mantienen algún vial con denominación franquista, de acuerdo al último callejero electoral publicado por el INE con datos del pasado mes de julio.
El caso de León
Así, una de las arterias principales de la ciudad de León, la Avenida Fernández Ladreda mantiene su nombre. José María Fernandez Ladreda, Conde de San Pedro, nació en Oviedo (Asturias), en 1885, ingresa en 1903 en la Academia de Artillería de Segovia continuando la tradición familiar. Su padre, del mismo nombre y apellido, había sido coronel de Artillería y director de la Fábrica de Cañones de Trubia.
El Teniente Fernández Ladreda
Terminados sus estudios militares, sale en 1908 con el grado de teniente destinado al Regimiento de Artillería de Valladolid. Su siguiente empleo es en la Comandancia de Melilla, donde presta servicios en puestos avanzados como las Cabrerizas Altas. En marzo de 1910, regresa a la Península, por ser designado profesor ayudante en la Academia de Artillería de Segovia.
Durante año y medio centra su actividad en el estudio de la Química, su gran pasión, y junto con el capitán Martínez Vivas, también profesor de la Academia, publican cuatro libros que pasaron a ser textos oficiales. En agosto de 1911, es destinado a Carabanchel (Madrid).
Ascendido a capitán en julio de 1914, pasa al año siguiente al Taller de Precisiones, Laboratorio y Centro Electrotécnico de Artillería.
Durante su estancia en el citado centro pudo desarrollar su afición por la Química, y publicó otros dos libros. En 1919 recibe una pensión de la Junta para la Ampliación de Estudios para viajar a Estados Unidos, donde se especializa en Metalografía en los laboratorios del Bureau of Standards (Washington) y en la Universidad de Columbia (Nueva York).
Tiempo después solicita la excedencia voluntaria en el ejército, y regresa a su ciudad natal, dedicándose a la dirección de industrias privadas y publica artículos en diversas revistas, como en el Boletín del Centro de Estudios Asturianos. En esta época, termina sus estudios en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Oviedo, como licenciado en Química en 1924. Ese mismo año contrae matrimonio con Carmen García San Miguel Uría, de la alta burguesía liberal asturiana.
Fernandez Ladreda alcalde de Oviedo
El 22 de noviembre de 1924, es designado por Miguel Primo de Rivera, alcalde de Oviedo. A su gestión se debe el inicio del gran Macelo Municipal y Mercado de ganado; la construcción de casas baratas para empleados y obreros municipales; el Depósito de Aguas circular; la edificación de un grupo escolar; el abastecimiento de aguas a barrios, etc.; todo ello a pesar de que sólo permanece en el cargo veintiún meses.
Mientras, en abril de 1925, asciende a comandante.
Un decreto de Primo de Rivera anulando la escala cerrada en el escalafón de Artillería provoca la protesta del citado cuerpo, a la que se suma Fernández Ladreda.
En solidaridad con sus compañeros de armas, dimite como alcalde el 3 de septiembre de 1926. Resuelto el problema con la rectificación de Primo de Rivera, reingresa en el Ejército (marzo de 1927), destinado como ayudante de campo del general inspector de Artillería de la Séptima Región Militar. Pocos meses después pasa a la situación de supernumerario.
Desde 1943 hasta su muerte en 1954 fue procurador en Cortes, por designación del Jefe del Estado. En julio de 1945 fue nombrado ministro de Obras Públicas al constituirse el quinto gobierno de la dictadura franquista. Con el fin de la guerra en Europa, y la derrota del Eje, Franco renovó su gobierno eliminando a los elementos más identificados con nazismo, y mostrando un perfil más católico, si bien manteniendo el equilibrio entre las facciones católica y falangista.
Fernández-Ladreda, antiguo dirigente de la CEDA y miembro de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP),entró en el gobierno como miembro de la rama católica del mismo,y se mantuvo en el cargo hasta el fin de dicho gobierno en julio de 1951. Meses después fue nombrado vicepresidente primero de las Cortes. En 1952 fue nombrado director general de Material y Armamento del Ministerio del Ejército, vocal del Patronato Juan de la Cierva del CSIC y presidente de Honor de la Asociación Nacional de Químicos de España.
La calle Capitán Cortés
Diferente suerte sufrió la Calle Capitán Cortés, que pasó a denominarse ‘calle de la Guardia Civil’. Esta medida se toma de acuerdo con la Ley de la Memoria Histórica, al referirse la nomenclatura actual de la calle, a la de un guardia civil que formó parte de la resistencia del bando franquista a un asedio republicano en defensa de mujeres y niños, de ahí que el Capitán Cortés fuera considerado un héroe.
Santiago Cortés González fue capitán en Jaén y encabezó la sublevación en el Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza, donde asumió el mando durante los ocho meses que duró. Por su actuación fue condecorado, a título póstumo, con la Cruz Laureada de San Fernando en ese mismo año.
Otras modificaciones en la ciudad de León
También se ha propuesta en comisión de Hacienda y Régimen Interior la modificación del nombre de la plaza General Millán Astray, situada en el barrio de Armunia del municipio. Esta pasará a llevar el nombre de ‘plaza Manuel Quijano Cerezal’, padre de los integrantes del famoso grupo leonés Café Quijano.
Millán-Astray fue un militar español, fundador de la Legión y Radio Nacional de España, y procurador de las Cortes franquistas.
Por último, se propondrá el nombre para la nueva vía pública que conectará la calle de la Serna con el centro comercial Reino de León, en el sector de La Granja.
Otros Callejeros franquistas locales
No suficientemente contento con estos cambios, Carles Mulet va a seguir dando la batalla a los ayuntamientos durante esta legislatura para modificar más calles franquistas, muchas de ellas con un carácter más local. «Cada provincia tiene su propio callejero franquista de alcaldes o gobernadores civiles. Si bien estos personajes no merecen el escarnio público, tampoco tienen los méritos suficientes para tener una calle al haber accedido al cargo no por un proceso democrático ni por la voluntad del pueblo», sostiene el senador.
Para empezar, Mulet ha solicitado todas las calles que se llaman Manuel Fraga o Rodolfo Martín Villa, que ocuparon altos cargos políticos durante el franquismo pero al mismo tiempo jugaron un importante papel durante la Transición: «Martín Villa es una persona requerida por la Justicia argentina por presuntos delitos de sangre. El caso de Fraga es más controvertido, pero también sirve para provocar».
En toda España quedan más de 150 calles en honor a José Antonio y otras tantas de Los Mártires
Algunos de estos personajes secundarios durante el franquismo ya han sido retirados de las calles de España. Es el caso de Diego Salas Pombo, gobernador civil de varias provincias y procurador de las Cortes franquistas, cuyo rastro ha sido eliminado de 61 calles y aún permanece en 23; o el general Yagüe, con 21 viales eliminados y 12 que aún resisten.
En los últimos cuatro años también se han borrado 19 referencias al 18 de Julio (16 siguen) y 12 a Los Caídos (continúan 23) de los viales. Los Mártires, en cambio, encabeza la ‘resistencia franquista’ a los cambios de calles promovidos por la Ley de Memoria Histórica: casi 170 viales mantienen este nombre y solo se han eliminado nueve. Los Mártires son, junto a José Antonio, los últimos insumisos de la memoria histórica, con más de 150 calles en su nombre.