Todos conocemos los huevos de Pascua, sin embargo, ocultan datos curiosos que seguramente desconocías. Ya que desde siempre han sido una tradición muy arraigada para nosotros, pero la que esconde muchos secretos.
Origen de los huevos de Pascua
La religión cristiana, siempre ha visto los huevos como un símbolo, de renacimiento, fertilidad y esperanza. Por este motivo, los primeros cristianos empezaron a considerarlos un símbolo que representaba la resurrección de Jesús.
Por lo que los huevos no podían ser ni utilizados, ni consumidos, durante todo el periodo que dura la Semana Santa. Entonces, se cubrían con una fina capa normalmente de cera líquida, ya que así mantenían su frescura. Cuando llegaba el Domingo de Ramos, se obsequiaban y a continuación se procedía a consumirse.
Esta ha sido una tradición que se ha mantenido con el tiempo, aunque poco a poco haya ido avanzando. Sin embargo, es un dato curioso sobre los huevos de Pascua que con el paso del tiempo se ha ido olvidando.
¿Por qué se pintan los huevos?
Hay diferentes versiones sobre el origen de pintar los huevos de Pascua, aunque según los historiadores, hay una que es un poco más creíble que las demás. Para conocerla primero debemos trasladarnos hasta Ucrania, justo en la época previa a que surgiera el Cristianismo. Allí los habitantes, pintaban los huevos con el fin de agradecer la llegada del sol, y con ello el buen tiempo de la primavera.
Se esconden como un juego para niños
Como todos sabemos, después de pasarnos horas pintando huevos de Pascua, llega la parte más divertida, esconderlos y esperar a que alguien los encuentre. Esto se originó precisamente para aportar un toque divertido a la Semana Santa, para los más pequeños de la casa.
Por este motivo, también se fue introduciendo la tradición de utilizar huevos que fueran de chocolate, o que incluso, encontremos una sorpresa en su interior. Este tipo de tradiciones, comenzaron durante el siglo XIX, en Italia, Francia y Alemania.
Luis Casado