Después de realizar este interesante experimento, se ha demostrado de forma clara lo extremadamente fácil que es contagiarse de Covid en una peluquería.
El miedo al contagio es casi generalizado, aunque si es verdad que con el paso del tiempo, ese miedo poco a poco se va neutralizando y convirtiéndose en precaución. A pesar de las restricciones, poco a poco podemos ir haciendo más cosas o disfrutando de poder estar más rato en la calle.
Sin embargo no podemos olvidar que ya casi llevamos un año (aunque en realidad es más), conviviendo de forma oficial con el coronavirus. Además como ya sabemos todos, en el momento del confinamiento domiciliario total y cierre de establecimientos no esenciales causó gran polémica. Sobre todo en cuanto se decretó que las peluquerías podrían permanecer abiertas en un primer momento.
De un plumazo se convirtió ese servicio en esencial, debido a la necesidad de muchas personas, lo cual sirvió para que la higiene las personas impedidas pudiese también llevarse a cabo.
Si embargo, en su afán de hacer entrar en la lógica a los negacionistas, con este experimento se ha demostrado que contagiarse por coronavirus es más fácil de los que creemos. Todo ello sin la necesidad de que haya que toser o estornudar para que se produzca el contagio.
Un grupo de científicos, utilizaron material de última generación como humo y luz láser. El objetivo no era otro que analizar la velocidad y dispersión del flujo de aire entre dos personas. Las cuales estaban en diferentes posturas y en espacios como los de las peluquerías
Asimismo también se utilizaron más materiales tales como cigarrillos electrónicos que producían humo artificial. Así es como han conseguido confirmar, con la ayuda de la luz láser, que los patrones que sigue el aire dentro de espacio de la peluquería (por ejemplo) y esta son las conclusiones.
«Analizamos las características de la difusión de la exhalación con y sin máscara cuando una persona estaba de pie, sentada, boca abajo o acostada boca arriba», ha explicado Keiko Ishii.
Tras hacer las comprobaciones en situaciones simulando situaciones reales, han confirmado que con posturas habituales de las peluquerías como pueden ser, el lavado de cabeza: «Una cantidad significativa de contacto cara a cara similar ocurriría no sólo en cosmetología sino también en la atención médica y a largo plazo».
Sergio Requejo
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