Wikipedia dice que las cabañuelas son un conjunto de métodos tradicionales de predicción meteorológica a largo plazo sin base científica utilizado en el centro y sur de España y en América. En el norte de España se utiliza un sistema similar llamado témporas, mientras que en Extremadura se denomina canícula, derivada del latín canis (perro) aludiendo a la constelación Canis Maior, cuya estrella Sirius coincidía en su orto helíaco con la época más calurosa del año.
El D.R.A.E. recoge en su segunda acepción que «cabañuela» (aunque generalmente se utiliza en plural) es el «Cálculo que, observando las variaciones atmosféricas en los doce, dieciocho o veinticuatro primeros días de enero o de agosto, forma el vulgo para pronosticar el tiempo que ha de hacer durante cada uno de los meses del mismo año o del siguiente».
ENERO
Coincidiendo con esta definición, son los doce primeros días de enero los que simbolizan los doce meses del año, por lo que de la observación de la climatología de cada uno de esos días -augurales- se deduce la de los meses correspondientes según el siguiente esquema:
ENERO RESTO DEL AÑO
Más numerosas son las «cabañuelas» que tienen el mes de agosto como protagonista. Los doce primeros días de este mes «venían a ser en mi casa la síntesis climática de los doce meses del año, de modo que el primer día daba la pauta de lo que sería el propio mes de agosto; el viento y las nubes del segundo día señalaban la evolución del tiempo en setiembre, y así, sucesivamente, hasta completar el calendario»:
AGOSTO RESTO DE ESE AÑO
Parecidas a estas «cabañuelas» son estas otras murcianas, también de agosto, que predicen el tiempo de dos maneras: ascendente y descendente, es decir, los días 2 a 12 de agosto corresponden al pronóstico climático de la primera quincena de cada mes, mientras que del 13 al 23, fase descendente o de retorno, corresponden a la segunda quincena del mismo mes.
Ascendente (del día 2 al 12)
Los días 1 y 24 de agosto son muy útiles, junto con el 24 de junio (San Juan) y sirven como llave de entrada a las predicciones, al igual que el 28 (San Agustín) también lo es, puesto que son los días en los que conviene fijarse con mayor detalle dada la cantidad de datos que pueden aportar como complemento: viento y lluvias, muy válidos a la hora de hacer las previsiones con mayor aproximación.
Desde el punto de vista científico, las cabañuelas carecen por completo de sentido a la hora de obtener predicciones sobre el tiempo meteorológico. El primer tratado científico occidental sobre el tiempo lo escribe Aristóteles, que describe como válidos varios métodos de predicción a largo plazo.
A partir de la aparición de la meteorología científica y de la elaboración de predicciones, las cabañuelas han ido perdiendo popularidad. Actualmente la meteorología considera que, aunque la predicción a corto plazo mediante el saber popular y la experiencia es perfectamente factible, no sucede así con la predicción a largo plazo, motivo por el cual es considerada una pseudociencia.
Para los campesinos es una prioridad llevar la lectura de las cabañuelas ya que, con ello predecirán los meses de secas y lluvias para poder sembrar maíz de temporada, y los días de enero son de vital importancia para llevar la cuenta de todos los días. Las cabañuelas son, más que nada, una costumbre oral que se recuerda al momento y sólo durante el mes de enero, pues en realidad es poca la gente que se toma la molestia de hacer sus anotaciones metódicamente.
La mayoría de los pronósticos hechos de esta manera tengan una correlación de entre el 70% y 85% (los buenos observadores), no. Simplemente, porque la gente que ha vivido y vive del campo lo corrobora año tras año».
Unos versos, a modo de resumen que, dado su carácter popular, no nos resistimos a pasar por alto:
Un año más
Aquí el cabañuelero
Para poderos informar
De lluvia y tempero.
Según el día de San Juan
Ya empezó diciendo,
Que llovería mucho más
Y tendremos frío invierno.
Agosto a observar
Tierra, mar y cielo
Y así poder informar
Que pasara en suelo.
Primeros días a controlar
Para poder predecir el tiempo
Mucho hay que apuntar
Para predicar con acierto.
San Agustín y San Juan
Todo casi completo,
Las previsiones ahí van
De lluvia, calor y viento.
Llegado ya el final
Aquí está el cabañuelero
San Agustín para cerrar
Se nos despide tronero.
Pues otoño lloverá más
Y será más frío el invierno
En primavera mucho tronar
Y el verano muy seco.
Me despido sin más
Resumiendo el tiempo
Si no te quieres mojar
Ponte a cubierto.
Los pastores de esta localidad alcarreña se regían por las «cabañuelas de agosto», método que asignaba cada día de dicho mes a otro mes del año y aplicaban el clima que hiciera eso día, al que haría durante el mes correspondiente, de manera que al día 1 de agosto le corresponde el mes de enero; al 2, febrero; y así hasta el día 12, que pronostica el clima que hará en diciembre.
Luego vienen las segundas «cabañuelas», cuya correspondencia es a la inversa, es decir, al día 13 le corresponde diciembre, al 14 noviembre, etc.:
Primera «cabañuela» de agosto:
Segunda «cabañuela» de agosto (equivalente a lo que hemos visto como «retorno»):
No sabemos que ocurre con el resto de los días del mes (del 25 al 31). Tampoco se hace alusión a la división, existente en otros casos, de los meses por quincenas, de modo que tanto el día 1 como el 24 tienen al mes de enero como referente; los días 2 y 23 señalan el tiempo que hará en febrero, y así sucesivamente.
DICIEMBRE
Pero, aparte de enero y agosto -según vimos en el D.R.A.E.- otras «cabañuelas» tienen como mes de observación a diciembre, como por ejemplo las que recogimos en el ya lejano año de 1977 en Oter (Guadalajara).
Se trata simplemente de un breve calendario que comienza el día 13 de diciembre y finaliza el 24 del mismo mes, con un sentido ascendente, para comenzar de nuevo el día 25 y finalizar el 5 de enero, en su fase descendente.
Cada uno de los días comprendidos entre las fechas mencionadas representa un mes del año.
Según el tiempo climático que haga en cada uno de esos días, así será el que corresponderá al mes que representa dicho día. Veamos sus correspondencias:
Hasta aquí la fase ascendente.
A cada día de diciembre corresponde un mes, al cual representa o augura, climáticamente. Por ejemplo, según sea el clima que haga el día 18 de diciembre, así será el del próximo mes de junio.
Se trata, como puede verse, de una forma muy primitiva de pronosticar el tiempo por comparación, propia quizás de culturas agrarias antes que pastoriles.
Una vez que se ha llegado al día 24 de diciembre, y hasta el día 5 de enero, comienza la cuenta atrás, es decir, la fase descendente:
Esta fase descendente se conoce también con el nombre de «vueltas» y se dice de ellas que corresponden más con la realidad climática, o sea, que las probabilidades de acierto del pronóstico son mayores que ocurre con las de la fase ascendente u original.
De todo ello resulta, como vimos que sucedía en el caso murciano, que una pareja de días representa un mismo mes. Pero ahora no se habla para nada de la primera o la segunda quincena del mismo.
Claro que también se dice de mayo que «Lo que sea el veintisiete será el mes siguiente».
Son considerados signos o indicios de lluvia: Aparición de hormigas con alas. Orejeo de las mulas. Calambres en los animales. Cuando se bañan los palomos. Cuando se lava la cara el gato.
Indicios de cambio de tiempo: Cuando el gallo canta durante el día. La tranquilidad de los animales. Las cicatrices antiguas de heridas y amputaciones en los humanos, en sus manifestaciones de dolor, picor, etcétera. Cuando los gatos corren y saltan es señal de viento.
Son considerados signos de próxima lluvia: Crujidos y sonidos de los muebles (del arca, principalmente). Hollín que se desprende y cae de la chimenea. Olor de los sumideros, W.C., tuberías etc.
La siembra cuando aparece » retorcida».
Cuando se cierran los cardos propios de la zona.
Humedad en las habitaciones aparecida en las baldosas del suelo.
Los sarmientos, cuando estando secos «lloran». Si al amanecer, en época de cabañuelas, el «pajón» de los rastrojos está «correoso» (húmedo). El olor a «tempero» por las mañanas. Cuando va hacer frío, la lumbre «chisporrotea».
¡¡Por cierto!!! La Agencia Estatal de Meteorología prevé una semana con máximas de 30 grados (sábado) y mínimas de 11 (mañana). Aemet prevé, además, la posibilidad de precipitaciones mañana, cuando podrían ser intensas, y el jueves.
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