La reina Isabel II era muy supersticiosa. Aunque no temía vestir de amarillo, color que le encantaba y que utilizaba, sí evitaba el número 13 y contaba con numerosos rituales y supersticiones. Como dato curioso, cabe destacar que la famosa noria de Londres, London Eye, tiene 32 cápsulas pero van numeradas del 1 al 33 sin 13. ¿El motivo? No es otro que a la creencia de la difunta reina de lo maldito de este número.
Entre las excentricidades de Isabel II destaca esa manía al 13. Es curioso que el traslado de su féretro desde Edimburgo a Londres fuera en avión y en un martes y 13, ya se sabe «ni te cases ni te embarques».
Un millón de abejas y siglos de tradición
En este largo funeral sorprende un curioso y extravagante rito que se ha llevado a cabo con abejas de por medio. En el Palacio de Buckingham hay colmenas y, según falleció la reina, el apicultor real fue el encargado de comunicárselo a la colonia de abejas. Cuentan que, en voz baja, susurro a la colonia que se murió la reina y ahora hay otra persona al mano. Así les comunicó que ahora su amo es Carlos III.
Este peculiar rito, que es centenario y se cumple con el fallecimiento de cada monarca, se completó con la colocación de cintas negras en las colmenas en señal de duelo. La costumbre se lleva cumpliendo desde hace siglos ya que se cree que si no se avisa del cambio de dueño las abejas no producirían miel o incluso podrían abandonar la colmena o llegar a morir.
Se calcula que hay más de un millón de abejas en las colmenas de los jardines del palacio.