Nacho Vidal, el famoso actor porno, está procesado por homicidio imprudente por practicar el rito del sapo bufo a un conocido fotógrafo. La magistrada que lleva el caso, opina que estos hechos pueden constituir un homicidio por imprudencia. Para el resto de los investigados por este caso, ha decidido archivar las diligencias.
El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 2 de Xàtiva, en Valencia, finalizó la investigación, y ha dictado auto de incoación de procedimiento abreviado contra el actor. Esta acusación es debida a la muerte del fotógrafo José Luis Abad durante la celebración del tiro del sapo bufo.
Según la instructora del caso, estos hechos que sucedieron el 28 de Julio del 2019 en una casa de Enguera, Valencia, propiedad de Nacho Vidal, pueden ser un homicidio imprudente. Según lo explicó el Tribunal de Justicia en un comunicado.
Sin embargo, según ha decidido la magistrada, para el otro investigado, un empleado, no habría responsabilidad penal en su actuación, aunque estaba presente. Ninguno de los dos parecía tener la situación controlada.
Ante esta resolución cabe recurso, puesto que hay un plazo de diez días para que la Fiscalía y las otras acusaciones puedan formular un escrito de acusación. También para que pidan la apertura de un juicio oral, además de solicitar el sobreseimiento, o la práctica de diligencias complementarias.
El fotógrafo falleció por una reacción adversa a las drogas de abuso tras participar en esta experiencia, que según los conocidos, es mística o espiritual.
Para llevar a cabo este ritual hay que inhalar el humo que produce la combustión de las escamas del veneno del sapo bufo. Y lo que hizo Nacho Vidal fue proporcionar esta sustancia al fotógrafo, pero sin controlar la cantidad que tomaba.
Tampoco había ningún material de primeros auxilios para atender a la posible víctima, y el director de la experiencia tampoco sabía como utilizarlos.
En el 2017, el actor porno publicó un vídeo en el que explicaba cómo había sido su experiencia mística después del rito del sapo bufo.
«Yo había visto a Dios, tenía el Santo Grial y quería que todo el mundo lo viera», además lo recomendaba «a todo el mundo» para volver a «conectar con la tierra y la madre naturaleza».
«Cuando tomé el sapo me morí; vi mi muerte y no tengo miedo a la muerte».
En ese momento, cuando contó su experiencia, pasó desapercibido por completo, pero ahora estas declaraciones toman especial relevancia.
Rocío Ramos
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