La sandía es la fruta perfecta para una tarde de verano: jugosa, dulce y fácil de comer. Pero no es tan sencillo elegir la adecuada cuando la compramos en la frutería o el supermercado.
Te damos algunos trucos para elegir la sandía perfecta y para, además, conservarla adecuadamente cuando llegues a casa.
1. Comprarla de mayo a septiembre
La sandía es una fruta propia de los meses de verano. Su planta florece en mayo o junio y madura unos 40 días después, que es cuando se podrá recoger el fruto. Por ello, debemos hacer cálculos y comprar sandía en los meses adecuados, entre junio y agosto, aunque a veces también en mayo y septiembre.
Si compramos en estos meses, no solo la fruta estará más dulce y jugosa, sino que también estaremos haciendo una compra responsable y sostenible, pues evitamos consumir productos que han sido importados de otros países.
2. Que sean duras al tacto
La falta de firmeza es un indicativo de que la sandía está pasada o ha sufrido daños. Por ello, cuando estemos comprando, debemos toquetear ligeramente la corteza y comprobar si ha mantenido su dureza.
3. Elegirla de la parte superior del montón
Una vez llegamos a nuestro supermercado o frutería de confianza, hay algunos trucos para hacer una buena elección. Cuando compremos una sandía, es preferible escoger los ejemplares que estén arriba del todo en el montón, pues son las que sufren menos golpes y conservan las mejores condiciones.
4. Fijarse en las grietas
A la hora de elegir, descarta las que tengan defectos visibles (aunque no te obsesiones). La corteza debe verse libre de grietas, rajas, rupturas y abolladuras (golpes). Todas estas señales pueden indicar algún imperfecto indeseado.
5. Observar su color
Las sandías maduras suelen tener una mancha amarilla en uno de los extremos de la corteza, llamada ‘mancha de tierra’, que indica que esa parte tocaba el suelo en el sembrado. Si la mancha no es amarilla sino blanquecina o verde, es un indicativo de que el fruto se recogió antes del tiempo adecuado de maduración. Por último, fíjate bien en la presencia de colores marrones, pues puede indicar que tiene hongos o insectos.
6. Comprarla en piezas
Comprar una sandía cortada por la mitad, tiene la ventaja de que puedes observar a simple vista si ya ha llegado a su punto perfecto de maduración. El inconveniente es que puede ser que haya perdido frescura respecto a la de una sandía recién cortada. Otra ventaja de este método tiene que ver con la conservación. Si sois pocos en casa, una sandía entera puede ponerse mala antes de que la consumáis por completo. Si compras la mitad, corres menos riesgo de tener que tirar los últimos trozos.
7. Calcular los grados de tu frigorífico
La sandía es una fruta muy sensible al frío: no debe mantenerse a temperaturas inferiores a 7-10ºC. Esto se debe a que tiene una corteza muy gruesa que le permite aguantar en buenas condiciones durante bastantes días a temperatura ambiente. Una sandía sin abrir puede durar hasta tres semanas si se mantiene en un frigorífico entre los 7 y los 10 grados centígrados.
8. Darle unos toquecitos
Un truco clásico, que seguro que ya has oído alguna vez, es golpear la corteza con los nudillos suavemente. Acerca el oído a la sandía y dale un ligero golpe. Si está madura, en su punto, se oirá un sonido hueco. Esto indica que contiene mucha agua. Si oyes un sonido suave y sin resonancia, lo más probable es que le falte agua y esté aún demasiado verde.
9. Conservar la sandía cortada
Una forma muy útil de conservar nuestra sandía durante más tiempo es conservarla cortada en cubos. Lo más importante es guardar estos trozos en un recipiente hermético con tapa y dejarlo dentro del refrigerador. Este método ayudará a conservarla de 3 a 4 días y mantendrá su sabor, pues el recipiente hermético no permite que el aroma y los sabores de otros alimentos se impregnen en la fruta.
10. Si aún no ha madurado…
Si, a pesar de seguir estos consejos, compras una sandía que no ha madurado, lo importante es darse cuenta antes de abrirla. Puedes hacerla madurar en casa, guardándola en una bolsa de papel junto con una manzana o un plátano, que acelerarán el proceso de maduración. Déjala en una habitación seca y fresca.