Esta inteligencia artificial es capaz de distinguir en un movimiento simple variables de la física que los humanos desconocemos. Podríamos pensar que es un error, pero con ella puede predecir los movimientos a la perfección.
La inteligencia artificial (IA) se refiere en términos generales a cualquier conducta humana que desarrolle una máquina o sistema. En la forma más básica de inteligencia artificial, los PC están programados para «imitar» la conducta humana utilizando amplios datos de ejemplos previos de conductas similares. Este enfoque puede englobar desde reconocer diferencias entre un automóvil y un ave hasta realizar actividades complejas en una fábrica.
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Ya sea el aprendizaje profundo, el pensamiento estratégico u otra especie de inteligencia artificial, la base de su uso está en situaciones que requieran respuestas ultra rápidas. Con la inteligencia artificial, las máquinas pueden trabajar de forma eficiente y analizar enormes cantidades de datos en un abrir y cerrar de ojos, y resolver problemas mediante un aprendizaje supervisado, no supervisado o reforzado.
Los tiempos pasados de la inteligencia artificial
En sus primeras versiones, permitía a los PC contar con juegos como el ajedrez entre equipo y humano. Ahora, la inteligencia artificial forma parte de nuestra vida cotidiana. Tenemos soluciones de IA para control de calidad, análisis de video, voz a texto (procesamiento de lenguaje natural) y conducción autónoma, como también soluciones en sanidad, servicios financieros de fabricación y entretenimiento.
Se puede tener una comprensión mejor o peor de la misma, pero todos tenemos claro que física solo hay una. O eso creemos. Se rige por una serie devariables fundamentales, como la distancia y el tiempo, que a su vez pueden utilizarse para construir otras más complejas, como la aceleración. Sin embargo, si las variables fundamentales fuesen diferentes, podríamos hablar de una física totalmente distinta. Y aunque parezca algo descabellado, es lo que ha logrado precisamente una inteligencia artificialcuyo caso se acaba de describir en Nature Computational Science.
Los seres humanos no podemos luchar contra lo que aprendemos del medio que nos rodea. Desde muy pequeños entendemos instintivamente lo que son la distancia o el tiempo. No importa si la primera es el número de pasitos que hay que dar para llegar hasta el abrazo de una madre y el tiempo la cantidad de sollozos a partir de los cuales viene alguien a consolarles. El caso es que los niños son capaces de comprender sin problema esas variables de la física. Por lo tanto, es imposible saber cómo sería un mundo sin conocerlas. Ni siquiera sería posible desde los ojos de un bebé. Pero sí desde los de un robot.
Por eso, un equipo de científicos de la Universidad de Columbia decidió capacitar a un algoritmo de inteligencia artificial de un modo diferente al habitual. Generalmente, se les enseñan unos conceptos básicos sobre cómo deben ver el mundo. Pero esta vez se ha dejado todo abierto a sus primeras impresiones, de modo que los resultados han sido muy interesantes.
La inteligencia artificial que no ve la física como nosotros
Para capacitar esta inteligencia artificial se le enseñaron varias fotos de objetos en movimiento. Después, con nuevas imágenes, se le preguntó qué variables intervenían en cada una de ellas.
La primera era un péndulo doble estático. Si le preguntamos a un ser humano con conocimientos de física, dirá que hay cuatro variables, concretamente el ángulo y la velocidad angular de cada uno de los brazos.
En cuanto a la inteligencia artificial, también detectó cuatro variables, pero no eran las mismas. No podía darles nombres, pero sí medirlas y construir gráficas. Es cierto que las dos primeras eran similares a la forma en que nosotros mediríamos los ángulos de los brazos. Pero las otras no tenían nada que ver con la velocidad angular. Lo fácil sería pensar que se trataba simplemente de un error. No obstante, usando esas cuatro variables, la inteligencia artificial pudo predecir a la perfección los cambios en el movimiento del objeto. Estaba usando la física correctamente, pero era una física diferente.
Lo mismo ocurrió cuando se le mostraron otros objetos y secuencias en movimiento, como una lámpara de lava o las llamas de una chimenea. Las variables que detectó la inteligencia artificial no eran las mismas que las nuestras, pero funcionaban.