En la provincia de León, en el municipio de Valdelugueros se encuentra el pueblo de Llamazares, custodiado por el pico Bodón (1959 metros) como un guardián ancestral, que lo vigila y protege sus secretos, uno de los cuales se encuentra a 1 km de distancia a través de un camino que recorre la ladera de una las montañas que rodean el pueblo, y que después de unos 30 minutos de camino empinado alcanza una escalera dibujada en la roca, que sube aún más, y que pone aprietos a aquellos que intentan alcanzar uno de los secretos de esta localidad, la Cueva de Llamazares, también llamada Cueva de Coribos.
No es cuestión de estos párrafos entrar en detalle, puesto que es más interesante que el visitante o el aventurero decida ir a conocerla, pero si finalmente se decide, encontrará un pequeño tesoro por descubrir, que por mucho tiempo, aunque estuvo abierta al público, fue poco conocida, y que merece la pena ser redescubierta.
El agua de lluvia que las nubes descargan en la vertiente sur de la Cordillera Cantábrica y que antes o después terminarán en el cauce del mítico rio Curueño han creado, tras miles de año de incesante labor, una impresionante sucesión de galerías y cavernas en las que proliferan formaciones kársticas imposibles y donde destacan, por su abundancia y espectacularidad, las formaciones coraliformes, auténticas rarezas muy poco habituales en otras cuevas de origen kárstico.
Poco más queremos contar, para mantener la intriga, únicamente esperamos haber despertado la curiosidad del lector, y esperamos, se decida a conocer el último tesoro por descubrir de la provincia de León, que aún continúa sorprendiendo, incluso a los que llevamos en León toda la vida.