Bodegas en el Balcón del Duero
Una arquitectura con encanto y única se encuentra en Fermoselle.Fermoselle, una pequeña y encantadora villa situada en el confín suroccidental de la comarca zamorana de Sayago, se erige como un tesoro histórico y natural en el corazón del Parque Natural Arribes del Duero. Conocida también como el Balcón del Duero, esta localidad no solo destaca por su entorno privilegiado, sino también por su rico patrimonio histórico que le valió el título de Conjunto Histórico-Artístico en 1974. Fermoselle se le conoce como el pueblo de las 1.000 bodegas.
El paisaje que rodea a Fermoselle es simplemente espectacular. Enmarcada por los cañones escarpados y profundos del río Duero, la villa se alza majestuosa en una tortuosa topografía de peñascos, fallas y despeñaderos. El Parque Natural Arribes del Duero, donde se encuentra esta joya zamorana, es un enclave de gran valor ecológico y paisajístico, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO.
Entre los monumentos más destacados que invitan a los visitantes a sumergirse en la rica historia de Fermoselle se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Esta joya arquitectónica combina elementos románicos con rasgos fundamentales de estilo gótico. Sus muros y arcos evocan un pasado lejano y misterioso, transportando a los visitantes a épocas de esplendor medieval. Otro lugar imperdible es el convento de San Francisco, un edificio histórico que ha sido convertido en el Centro de Interpretación del Parque Natural Arribes del Duero. Desde este punto, los turistas pueden contemplar y comprender la geología y los principales hábitats del territorio, desde los imponentes arribes hasta la suave penillanura.
La villa de Fermoselle conserva su trazado medieval, lo que la convierte en un lugar perfecto para un apacible paseo por sus empinadas y sinuosas calles empedradas. El Arco es la puerta de entrada a este cautivador lugar, y al recorrer el barrio de las Palomberas, los visitantes pueden apreciar señales del pasado judío y descubrir callejones pintorescos como La Nogal o El Guapo.
Uno de los atractivos más impresionantes de Fermoselle es su privilegiada vista del río Duero y sus alrededores. El Mirador del Torrejón y el Paseo de la Ronda ofrecen vistas panorámicas de ensueño, donde las casas parecen colgar de los peñascales y el Duero serpentea entre los bancales de olivos, vides y almendros. El atardecer es un momento especialmente mágico para disfrutar de estas vistas, cuando el sol se oculta tras los escarpados acantilados y tiñe el cielo con tonos dorados y rosados.
Los amantes de la naturaleza también encontrarán en Fermoselle el lugar perfecto para realizar senderismo y disfrutar de paisajes agrestes y salvajes. La ruta que conduce al impresionante Mirador de las Escaleras es un viaje inolvidable. Desde este punto elevado, los visitantes pueden contemplar el esplendoroso paisaje de los Arribes del Duero, con sus formaciones rocosas, sus cañones y su rica biodiversidad.
Pero Fermoselle no es solo belleza natural y patrimonio arquitectónico, sino que también cuenta con un valioso patrimonio subterráneo. Se le conoce como «el pueblo de las mil bodegas» debido a la existencia de más de mil habitáculos excavados en la roca, interconectados a través de galerías sostenidas por arcos de medio punto, pilares y sillería. Este auténtico pueblo bajo tierra se puede visitar en rutas guiadas organizadas por la AECT Duero-Douro y su proyecto Momentos Únicos. Explorar este laberinto subterráneo es una experiencia fascinante, que transporta a los visitantes a un mundo oculto lleno de historia y tradición.
Fermoselle es una villa que cautiva con su encanto medieval y su riqueza natural y patrimonial. Un lugar donde el tiempo parece haberse detenido, y donde cada rincón esconde una historia por contar. Es el destino ideal para aquellos que buscan conectar con la naturaleza, sumergirse en la historia y perderse en un paisaje que combina lo agreste y lo apacible en una simbiosis única.
Siendo parte del Parque Natural Arribes del Duero, Fermoselle se ha convertido en un punto de referencia para el turismo sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Su riqueza natural y cultural es un tesoro que merece ser preservado y compartido con el mundo. Los visitantes que recorren sus calles empedradas, contemplan sus atardeceres dorados y exploran sus tesoros subterráneos, no solo descubren un rincón de España único en su esencia, sino también una invitación a conectarse con la belleza y la historia de un lugar que ha resistido el paso del tiempo y ha mantenido su esencia a lo largo de los siglos.
En definitiva, Fermoselle es un destino que ofrece una experiencia completa para todos los sentidos, donde la naturaleza, la historia y la cultura se combinan en un abrazo armonioso. Visitar esta villa es adentrarse en un cuento medieval, donde cada página desvela una nueva maravilla que dejará una huella imborrable en el corazón del viajero. Fermoselle, el Balcón del Duero, un destino que invita a soñar y a descubrir la belleza escondida en los rincones más remotos de la geografía española. Un plan perfecto para descubrir este verano.