Matar gatos en cacería es la peculiar tradición de un pueblo de Zamora
Un «clan antigatos» así ha calificado el Partido Animalista PACMA al pueblo zamorano de Piedrahita de Castro y alrededores. Según la denuncia en esta localidad, con menos de 100 censados, uno de los entretenimiento más habituales es perseguir y destrozar a los gatos que se encuentran. Para ello lo hacen en cacería, con perros y escopetas de perdigones.
Algo que ya es habitual en la localidad. Según la gestora de la colonia felina el número de gatos ha mermado al 50% debido a esta costumbre. Además, la propia gestora ha sufrido daños materiales en su vehículo al acudir en socorro de un gato que estaba siendo atacado por varios vecinos. Al llegar, un grupo de vecinos se abalanzó al vehículo. La luna del vehículo acabó rota, además de otros desperfectos. La mujer acabó en los servicios de urgencia después del ataque.
Entre los atacantes a gatos un concejal que empleaba su perro. Hay incluso un vídeo que muestra como este concejal de Zamora Sí suelta su perro para que ataque una gata embrazada. La gata murió.
Sin embargo, este hobby va más allá y hay presiones y amenazas para que la gente no hable. De hecho, no es raro encontrar cadáveres de gatos en la puerta, algo que también denuncia la gestora de la mencionada colonia que ha llegado a encontrarse varios cadáveres de gatos en el felpudo de su casa.
A este respecto, la portavoz de PACMA, Yolanda Morales, también apunta que tiene constancia de la situación de, al menos, dos vecinos que deben vivir con puertas y ventanas cerradas por miedo a que sus propios gatos pisen la calle. Afirma Morales, quien tomó declaración de los testigos, que las sueltas de perros por las calles del barrio son habituales desde hace años, al igual que el manejo de armas como escopetas de balines y aire comprimido que se utilizan, según los vecinos, contra todo tipo de especies «a modo de pasatiempo». Aunque la situación se ha prolongado a lo largo de los años y los hechos apuntan a que las «cacerías» ilegales de gatos son habituales, los vecinos críticos con las actitudes de este grupo de presuntos maltratadores no se atreven a enfrentar la situación por miedo a represalias, aunque sí han atestiguado de forma anónima la veracidad de los hechos ante el gabinete de prensa del Partido Animalista.