Mientras una parte de España está llena de alegría o por el Sorteo de Navidad, se ha reunido la Conferencia de Presidentes en el Senado. Pedro Sánchez comunicó a los presidentes regionales que el Consejo de Ministros se reuniría este jueves y se aprobará un decreto que nos impondrá de manera obligatoria la mascarilla en la calle. El jefe del Ejecutivo no ha puesto sobre la mesa ninguna restricción en cuanto a la restauración, en en cuanto a limitación de aforos o de horarios.
Sánchez quiso ser claro, justificando la posición del Gobierno de no tomar restricciones duras, como pedían, por ejemplo, comunidades como Cataluña o País Vasco: «La cosa clara es que no estamos como estábamos… las vacunas están haciendo efecto».
La Conferencia de Presidentes se improvisó el pasado fin de semana, una vez que las alarmas saltaron en el seno del Gobierno por el aumento contagios. El fin de semana fue un «punto de inflexión» para Sanidad, así lo trasladó a La Moncloa. La hoja de ruta marcada por el Ejecutivo, «Vacunación, mascarilla y prevención», estaba siendo sobrepasado por la evolución epidemiológica y por la incertidumbre en la sociedad y el colapso de los centros médicos, por lo que se optó por hacer obligatoria la mascarilla en la calle.
Hacen obligatoria la mascarilla en la calle compartiendo responsabilidades
El Gobierno ha sido siempre reacio ha cambiar completo su estrategia y decantarse por restricciones. Su objetivo era evitar toda medida que supusiera impacto económico y truncase la reactivación de algún sector. Sobre todo evitaba la asunción en solitario de esa responsabilidad. Quería compartir la decisión, tanto en contra como a favor de las restricciones, con las regiones.
Por esto se había generado medidas muy dispares por parte de las comunidades, lo que instó a Pedro Sánchez a instaurar un «marco común» y se evidenciara las posiciones, en ocasiones enfrentadas, de varias autonomías. Desde las limitaciones en Cataluña al rechazo de Madrid a toda restricción.