El Corte Inglés ha vendido su filial informática, Iecisa, al fondo de origen francés Groupe Fraçais d’Informatique (GFI) por un total de 340 millones de euros. La operación se cierra después de que el consejo de El Corte Inglés diese el miércoles luz verde al equipo directivo para cerrar la venta, en una operación que inicialmente había tenido una valoración oficial de entre 350 y 370 millones de euros. Como finalista en la puja también había figurado HIG Capital, fondo dirigido en España por Jaime Bergel, que al final se ha quedado fuera.
Como ya adelantó este diario en septiembre, El Corte Inglés pretendió cerrar la desinversión de Iecisa en agosto, antes de la celebración de la junta general de accionistas. Sin embargo, los bajos precios ofertados provocaron que la operación se suspendiera entonces temporalmente hasta nueva decisión (fuentes al tanto del proceso apuntan que se llegaron a ofrecer incluso 200 millones de euros por el activo).
GFI ha sido asesorado por Société Générale. El dueño del fondo galo es Mannai Corporation, un ‘holding’ de Qatar, cotizado en la Bolsa de Doha y propiedad de familiares próximos al jefe del Estado. Curiosamente, uno de los mayores accionistas de El Corte Inglés es Qatar, que es propietario del 10% del capital.
La venta de la filial es parte del objetivo de venta de activos no estratégicos de El Corte Inglés, con el fin de reducir deuda y compensar la fallida venta de su cartera inmobiliaria. La operación está dirigida por el consejero delegado, Jesús Nuño de la Rosa, y está siendo asesorada por PwC.
El Corte Inglés vendió en su último ejercicio fiscal, finalizado el 28 de febrero, activos por 467 millones de euros. Se desprendió de varios centros comerciales, como La Vaguada y Parquesur, y de su negocio de óptica. El ‘holding’ consiguió reducir su deuda hasta los 3.367 millones, pero la entrada en vigor de la nueva norma internacional de contabilidad sobre los alquileres va a incrementar otra vez el pasivo en 530 millones. Por tanto, la deuda se volverá a disparar hasta los 3.900 millones, de ahí la urgencia de El Corte Inglés por acelerar su política de desinversiones.