Ya es conocido por todos los españoles el control que ejerce Doña Letizia en sus hijas, Leonor y Sofía.
Las normas hasta ahora no habían sido un problema pero Leonor y Sofía crecen y se hacen mayores y comienzan a tener sus gustos.
La reina Letizia es muy estricta pero mantiene un doble juego con la educación de sus hijas, por un lado quiere que sus hijas tengan una infancia parecido al resto y por oto lado expone muy poco a las niñas en actos públicos.
Quiere para Leonor y Sofía algo parecido a lo que ella tuvo durante su etapa escolar en Asturias.
Esta obsesión de la reina es, sin embargo, muy contradictoria con su manera de comportarse después. Busca que dejen de lado su condición de hijas de reyes hasta su mayoría de edad, pero lo curioso es que luego no se comporta con ellas como si fueran dos niñas anónimas. Letizia impone un sinfín de prohibiciones sinsentido a la princesa de Asturias y a la infanta Sofía. Pero lo que no esperaba era que ambas, en plena rebeldía preadolescente, se enfadaran tanto con ella con la última restricción.
Es cierto que Leonor está llamada a ser reina de España en un futuro. Pero la niña, de momento, se interesa por los mismos temas que sus amigos del colegio. En este sentido, y como no podría ser de otra manera, la heredera siguió con fervor la primera edición de la nueva era de Operación Triunfo. Un concurso que veía cada semana con su hermana pequeña, Sofía. Ambas se convirtieron rápido en auténticas fans de los participantes, especialmente de dos, Amaia y Alfred.
Al salir del programa, llegó a oídos de Alfred que tenía a las hijas de los reyes entre sus fans. Algo que, como él mismo comentó, le hizo mucha ilusión. “Yo sí que sabía que nos seguían.
Este jueves era un día muy especial para Alfred García. El joven iniciaba su primera gira en solitario. El punto de partida era Madrid, concretamente la Joy Eslava (donde, por cierto, Froilán ejerció durante un tiempo de relaciones públicas). En esta céntrica discoteca de la capital todo estaba preparado para que el triunfito contara con la presencia de Leonor y Sofía, sus invitadas más exclusivas.
De hecho, decenas de fotógrafos esperaban a las puertas las llegadas de las niñas. Pero la princesa y la infanta se vieron obligadas a declinar la invitación de su ídolo.
Al parecer, la reina Letizia no les permitió hacer este plan. Rompió la ilusión de las pequeñas de conocer a su ídolo en directo y cantar sus canciones. Y aunque en otro momento la negativa de la reina hubiera sido entendible, en este caso no. El concierto empezó a las 20.30 de la tarde, algo que las permitiría irse a dormir a una hora prudencial. El lugar era íntimo y cuenta con palcos privados. Además, los deberes o la preparación de los exámenes podía esperar puesto que este viernes 1 de marzo los colegios e institutos están cerrados en la Comunidad de Madrid al ser un día no lectivo.
Digital de León