La escultura de un unicornio de casi 700 kilos de peso ha creado siempre controversia, pero sobre todo, temor pos si se cae encima de alguien. Por eso, todos los viandantes evitan pasar por debajo de la escultura.
La obra de la mano de Eduardo Arroyo, cumple en noviembre siete años desde que se instaló en León.
Jorge Valonqar muestra su reflexión sobre el «unicornio de la grúa» ubicado en Puerta Castillo del centro de León. Este comentario se está haciendo viral en las redes sociales y con razón.
«La primera vez que yo vi «eso» pensé que estaban en obras. Me detuve y lo observé…. luego me di cuenta de que aquello estaba anclado al suelo. Entonces entendí que no, se iba a quedar allí por algún tiempo. ¿Una «performance» que formaba parte de algo más? ¿Algún evento puntual del que yo no me había enterado?.
No señores, finalmente era algo que quedaría allí para siempre.
Una escultura, arte (así lo llaman). Entonces me dije, bueno ¿Será esto una especie de «alegoría» a la cantidad de obras que se han acometido en nuestro casco histórico, en busca de vestigios romanos, utilizando grúas y demás instrumentos?. Pues no mi gente, resulta que representa un unicornio. En una visión personal del valle de Laciana, los materiales que allí priman y la mitología dentro de ese marco, reflejados desde la visión personal de Arroyo.
¿Cómo se os queda el cuerpo? Ahora os gusta mucho más, ¿verdad?. Ahora ya es la hostia.
Todo esto se suma a que el artista tiene un nombre reconocido dentro del mundo del arte. Se supone que eso suele dar un valor añadido a la obra (de ahí que se pague tanto, de ahí los dineritos. 800.000 lereles), pero en este caso no, en este caso quieren que el apellido del autor sea el único valor de la obra.
Matizando un poco más, para valorarla te piden que conozcas al autor, su historia, su vida, su trayectoria… No señores, a ver si ahora hay que leer 200 libros para saber si algo te gusta o no.
QUE NO CUELA».