La reina Letizia no puede estar ni a gusto en su propia casa. La reina esperaba vivir de forma idílica junto a Felipe VI y sus hijas, pero se lo impiden.
Desde que llegó a Zarzuela para ser presentada como prometida del príncipe, las complicaciones se han sucedido una tras otra. La reina Letizia vive en un palacio plagado de enemigos que no pierden la ocasión de clavarle el puñal por la espalda.
La reina Letizia ninguneada
En Zarzuela recibieron con las uñas afiladas a Letizia Ortiz desde que se instaló allí. No fue hasta después de regresar de la luna de miel que la reina descubrió el pastel.
Por ello, la reina Letizia quiso familiarizarse con los usos y costumbres de palacio pero algunos empleados se lo tomaron muy mal. El interés que ella demostró por el trabajo que desempeñaban fue entendido como una injerencia en toda regla. En aquellos días, la soberana iba arriba y abajo con una libreta donde tomaba notas de lo que le explicaban.
Fue José Carlos Sanjuán quien reveló a Vanity Fair una impactante información: “Muchos trabajadores de Zarzuela no soportan a Letizia. La ningunean y ella lo sabe”.
En sus orígenes se encuentra la causa de este desprecio. Quizás, también haya influido el hecho de que la elección sentimental de don Felipe no fue bien recibida por don Juan Carlos I y doña Sofía. En opinión de los reyes eméritos, la periodista no era la adecuada porque tenía pasado y una reina no puede tenerlo.
La suficiencia de la reina Letizia
Letizia que no cae bien. Es difícil conectar con ella. Hablamos de una mujer que no acepta recomendaciones. A punto de anunciarse el compromiso con Felipe VI, se instaló en Zarzuela.
El plan era que doña Sofía la ayudara a familiarizarse con su nueva vida. Ser princesa es complicadísimo sino viene de cuna. Sin embargo, la periodista rechazó la mano tendida de su suegra porque quería superar el reto por sí misma. Creía que su dominio de las cámaras y su capacidad para empaparse de las cosas eran suficiente.
Doña Sofía reconoce que sabe cómo se las gasta su nuera en privado. Considera que tiene un carácter difícil y que no da su brazo a torcer. Es ese perfeccionismo mal entendido el que ahoga a la reina.
Doña Letizia se ha sincerado en alguna ocasión por su manera de ser. Ella misma se ha calificado de “Cardo borriquero”. Intenta cambiar sus maneras pero no es fácil. Y más cuando sabes que siempre estás en el ojo del huracán. Para la reina no caen en saco roto las muestras de afecto. Es muy agradecida con quienes le demuestran apoyo. Su asignatura pendiente es aprender a lidiar con la sombra de doña Sofía. Algo que no es fácil.