La Audiencia Provincial de Sevilla condena a nueve años de internamiento en el psiquiátrico penitenciario a un hombre acusado de asesinar a su padre.
Los hechos ocurrieron en septiembre de 2016. El condenado está acusado de asesinar a su progenitor asestándole 117 puñaladas en varias partes del cuerpo. La condena se basa en una acusación por un delito de asesinato. Pero con el eximente de anomalía o alteración psíquica. Por ello, la Audiencia ha decretado un Hospital Psiquiátrico Penitenciario.
Según la sentencia del Tribunal Superior de Justicia, queda probado que el condenado convivía con su padre en el mismo domicilio. La vivienda se encontraba en Sevilla. También refleja que las disputas entre ambos «eran frecuentes». Además «en la mayoría de los casos venían motivadas por la adicción«. Ya que el acusado tenía adicción a sustancias estupefacientes.
Igualmente, se consideró probado el trastorno paranoide de la personalidad del acusado. Cuyo comportamiento «era hostil y agresivo».
El asesinato
Según la resolución los hechos ocurrieron de madrugada. En primer lugar, el hombre condenado y su padre comenzaron una pelea. Como consecuencia de una paranoia del acusado. Quien «pensó que su padre le había cambiado la droga que compró para su consumo por morfina mezclada con pastillas».
Por consiguiente, la discusión se fue volviendo cada vez más violenta por parte del acusado. Por tanto, «cogió un cuchillo de cocina». Y, «aprovechando que su padre estaba sentado en el sofá frente al televisor, se fue hacia él. Y con la clara intención de acabar con su vida, comenzó a asestarle puñaladas«. Principalmente en la zona de la cabeza, incluyendo cara y cuello.
«Llegó a doblar la hoja del cuchillo»
El fallo de la audiencia añade que «con intención de asegurar la muerte de su padre, aún cuando este último interpuso los brazos y trató de repeler la agresión, no sólo le realizó cortes en la cara y en el cuello, sino que continuó asestándole numerosas puñaladas en los hombros, en el abdomen y en el pecho. Hasta el punto que llegó a doblar la hoja del cuchillo«.
Pero no se detuvo, tras ello, «cogió otro cuchillo y se lo clavó a su padre en el lado izquierdo del cuello». Continuó apuñalándole en la cadera y el tórax.
Finalmente, cuando el padre cae al suelo, «el acusado le clavó un destornillador en el pecho».
Resumidamente, el acusado acabó asesinando a su padre, asestándole un total de 117 puñaladas «de diversa profundidad». Algunas de las puñaladas fueron en zonas vitales, como cuello y pecho. Como resultado, el padre falleció por un choque hemorrágico agudo provocado por las heridas de arma blanca.