Desde su adquisición por Facebook en 2014, muchos usuarios han visto como poco a poco la popular aplicación de mensajería ha sufrido cambios sutiles, el último relacionado con los polémicos estados temporales, que no han gustado demasiado a los usuarios, ya que suponía la desaparición del tradicional mensaje de estado, que no era más que un texto, pero que cumplía perfectamente su función, una función que los usuarios entendían.
La llegada de los estados temporales a Whastapp ha supuesto la entrada por la puerta trasera de un elemento que es un pilar fundamental de cualquier red social, el tiempo, o dicho de otra forma, el flujo temporal de todo lo que sucede en una red social. Una red social distingue entre pasado, presente y futuro, y permite que el usuario pueda moverse entre ellos libremente, proporcionando mucha información sobre la vida del usuario a la red social.
Los estados temporales de Whastapp son temporales por que son efímeros. Van un paso más allá haciendo posible que el usuario incorpore al estado una foto, además de un texto, y pasado un tiempo, 24 horas, el estado desaparecerá, tal vez con la idea de que el usuario se anime a compartir otro nuevo estado, dinamizando de esta forma la actividad en la aplicación, pero entrando en un terreno en el que muchos usuarios no se sienten cómodos, alejando a Whastapp de la mensajería instantánea y acercándola al terrero de las aplicaciones de social media.
Cabe preguntarse en que se convertirá Whastapp en los próximos años y si esta aplicación utilizada por más de 1000 millones de usuarios en todo el mundo conseguirá evolucionar sin convertirse en una aplicación de red social, terminando así con su función original, la mensajería instantánea.
Para muchos usuarios la compra de Whatsapp por Facebook significaba el comienzo del fin, ya que como es habitual en la industria tecnológica, este tipo de operaciones suelen terminar con la filosofía de la empresa original, y en ocasiones el resultado no es el que todos desearíamos.
tbi