Ticketmaster tiene muchos problemas. El concierto que el pasado mes de junio ofreció Manolo García en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo generó polémica. Pero lo hizo meses antes, en marzo, y por un asunto que poco tiene que ver con lo estrictamente musical.
Habían pasado solo unos días desde la puesta en venta de las entradas de su concierto y seguidores del músico barcelonés denunciaban ya que en la página del ayuntamiento ovetense eran pocas las entradas que se podían conseguir al precio original en Ticketmaster, 42 euros, pero que era sencillo encontrarlas en webs de reventa a un coste muy diferente: 100 euros.
Tras esta polémica se escondía un problema que ha afectado, y mucho, a los precios de los espectáculos públicos: la especulación con el coste de las entradas. Ahora, una de las mayores empresas que se dedican a esta actividad en el mundo, Ticketmaster, anuncia que cierra su sitio web dedicado a la reventa de entradas. «Hemos oído vuestras peticiones y os hemos escuchado: las webs de mercado secundario (reventa) ya no os convencen y sabemos que estáis cansados de ver cómo otras personas compran entradas solo para venderlas y obtener un beneficio económico», afirmaron ayer en un comunicado.
Ticketmaster, empresa nacida en Hollywood (EE UU) en 1976, vendió el pasado año 500 millones de entradas en todo el mundo. Durante los últimos años no ha dejado de verse envuelta en polémicas ante las acusaciones de los usuarios de que desviaban entradas de venta general a su web de reventa, seatwave.es, para inflar los precios.
«Los fans piensan ‘Oh Dios mío, entradas agotadas en un minuto, eso es imposible, Ticketmaster debe estar poniendo esas entradas en páginas de reventa’. Pero no es así, es enfermizo pensar que desviamos entradas para la reventa. Aunque comprendo que se piense eso de alguna manera», aseguró en una entrevista su vicepresidente ejecutivo, David Marcus.
En la misma entrevista, el ejecutivo de la empresa señaló que la opción que barajaban en la firma era crear una web en la que los usuarios pudieran «intercambiar» las entradas en caso de no poder asistir al evento. Un proyecto que nacerá el próximo año y que tendrá una limitación: solo se podrá vender a un precio igual o menor que al que se hayan adquirido las entradas.
Primer paso
El asunto de la reventa de las entradas llégo incluso al Gobierno estatal. En julio del pasado año el Ministerio de Cultura y las comunidades autónomas acordaron en la Conferencia Sectorial del ramo dar los primeros pasos para acabar con estas prácticas abusivas. Fue el primer paso para intentar crear un marco legal que acabe con esta práctica.
El pasado mes de abril fue el Senado el que instó al Gobierno a tomar medidas para evitar una práctica que en Cantabria ya está penada y que acarrea multas que van de los 601 a los 30.000 euros. Mientras, los usuarios siguen reclamando soluciones a un problema con el que unos pocos logran enriquecerse a costa de sangrar a quienes solo desean ver un buen concierto.