Un padre escucha sin querer una conversación telefónica de su hijo que le llama la atención.
El hijo planeaba en su conversación telefónica la forma en la que le comunicaría a sus padres que es es homosexual.
Al escuchar esto, el padre planeó cómo decirle a su hijo que lo sabía desde hacía tiempo sin que su descendiente tuviese que pasar nervios, trazar un plan maestro ni sufriese por sus gustos.
La decisión del progenitor fue dejarle una atenta nota en la que le explicaba que lo único que tiene que planear es cómo ir a comprar el pan cuando saliese de clase, que sus gustos los conocía y le daban igual. Además consideraba que su novio y él hacían una buena pareja.
Realmente debería haber más padres como el de Rubén. No es normal, ni justo que una persona sufra por decirle a sus seres queridos que le gusta una persona, sea del género que sea. A ver, no malinterpretemos, todos tenemos nervios al decir a nuetros padres que tenemos pareja o hacer la «presentación oficial», pero ese no es el tema.
De hecho, el problema está en la sociedad, que tiene problemas con la homofobia. Una fobia que no debería ni existir, ni tener nombre para designarlo. Además seguimos etiquetando y clasificando a las personas que les gustan personas de su mismo sexo.
¿Por qué seguimos calificándolos de colectivo?
Son personas, al igual que tú, que estás leyendo esto y que yo, son personas que la única diferencia es que les gustan personas de su mismo sexo
¿y qué?
A mi me gusta el color azul y a ti, quizá te gusta el verde o el negro. O quizá a tu hijo le gusten las barbies o a tu hija los coches. ¿Por qué un niño no puede jugar con una muñeca? Los propios catálogos de juguetes traen secciones con el color azul o rosa, con una niña jugando a las cocinitas y un niño montado en una moto. Por suerte, esto ha empezado a cambiar.
Por desgracia, esa diferencia, a ellos les etiqueta pero a mí no. La homofobia es un problema real en la sociedad en la que vivimos, un problema que está presente y que se les está transmitiendo a nuestros hijos, quienes quizá acaben teniendo miedo a expresar sus sentimientos por la estigmatización del mundo en el que viven.
Este tema, se veía muy bien en el vídeo de Tener dos padres no es tener una familia, en el que una niña defendía a capa y espada que otra tuviese dos papás y que era igual de legítimo que tener una mamá y un papá.
Deberiamos de cambiar entre todos esta forma de pensar y lograr que nadie tenga miedo a decir su orientación sexual.