La mayoría de las más de 2.000 hectáreas sembradas de las 4.000 certificadas por la IGP se perderán debido a que el exceso de humedad pudre la semilla antes de que pueda germinar.
Además, para cuando se sequen las fincas y se pueda retomar la siembra será tarde. Las variedades autóctonas ya no tendrán tiempo para desarrollarse de manera adecuada y los productores tendrán que echar mano de otro tipo de semillas para poder sacar rentabilidad a sus cosechas.
El exceso de lluvias en plena temporada de siembra no solo pasará factura a la alubia sino que amenaza toda la campaña en el regadío. Los principales cultivos de la provincia, la remolacha y el maíz, ya se están viendo afectados.
En el campo esperan al menos que en las próximas semanas las temperaturas no sean demasiado altas porque, sumado a la humedad, eso provocaría la proliferación de plagas en el campo.