Entrepeñas saca al mercado la primera Cecina de buey de Kobe certificado. Una combinación de la tradición milenaria japonesa y de el más valioso método de producción de chacinas.
Se llama buey de Kobe o ternera de Kobe a ciertos cortes de carne de ternera de ejemplares de la raza negra Tajima-ushi de vacuno Wagyū, criados de acuerdo a una estricta tradición en la prefectura de Hyōgo (Japón). Esta carne suele considerarse una delicia, siendo famosa por su sabor, ternura y textura marmórea. El buey japonés debe seguir 10 reglas de oro para conseguir la certificación Kobe y el símbolo del emperador, el sello del crisantemo, siendo su consejo regulador el más estricto del mundo.
En el año de la capitalidad gastronómica, de mano de la empresa Embutidos Entrepeñas, la reina del reino leonés despliega sus alas en su versión más gourmet para viajar hasta la isla nipona y crear un producto único en el universo gastronómico.
Cecina de buey de raza Wagyū con D.O Kobe, la carne más selecta del mundo. Con más de 12 meses de curación y un toque de humo de roble como requiere la tradición leonesa. El resultado es abrumador: lonchas brillantes de color cereza con la inimitable veta del buey japonés. La combinación aporta una textura extrajugosa, notas de frutos secos y mantequilla y un delicado “derretimiento” de final de boca.
Hasta hace muy poco tiempo no había llegado a Europa la verdadera carne de Wagyū debido a la prohibición de exportación impuesta por las autoridades japonesas. Lo que por aquí y por allá estaba en boca de todos era una carne proveniente de embriones congelados japoneses y cruzados posteriormente con razas europeas para criarlos en suelo europeo, pero cambiando las propiedades organolépticas de esta exquisita raza de vacuno.
Tras años de negociaciones y pruebas Embutidos Entrepeñas ya importa desde el país nipón carne certificada por la prestigiosa DO japonesa para utilizar las técnicas de curación de la cecina. Al unificar la técnica de secado tradicional con la mejor carne del mundo Entrepeñas consiguió crear un verdadero manjar fusión para los paladares más exquisitos.
El resultado es una carne curada con un marmoleo nunca visto que se deshace en la boca y mantiene el característico sabor ahumado y la curación de la cecina.
Esta combinación ha gustado tanto que los chefs de los restaurantes más exclusivos en Francia y Mónaco colmados de estrellas Michelin ya han hecho sus reservas para utilizarla en sus creaciones.