Izquierda Unida de León local denuncia la poca atención de las administraciones a las consecuencias del frío
Finalizando otro invierno, donde la nieve ha visitado la provincia también en pleno mes de marzo, las bajas temperaturas han vuelto a afectar negativamente a los hogares leoneses. La coordinadora local de Izquierda Unida León ha querido subrayar la necesidad de intentar hacer frente a los graves problemas que arrastran los meses de invierno: «un año más vemos noticias sobre los fallecimientos en la ciudad y provincia a causa del frío. Una problemática que ha afectado a León desde siempre y que se sigue ignorando». El frío ha acabado en León con la vida de 36 personas, así lo manifiestan los informes.
Carmen Franganillo, coordinadora local, apunta que «entre diciembre-enero, la gente de León se ve afectada por las bajísimas temperaturas. Unas temperaturas que provocan fallecimientos, llegando a suponer casi un 40% de las muertes por este motivo en Castilla y León, y que afectan en mayor medida a personas vulnerables, como ancianos, o con condiciones médicas preexistentes (como enfermedades respiratorias y cardíacas). Ante tal hecho —apunta— para nada novedoso, hay que intentar aplicar medidas que ayuden a la población a afrontarlo».
La organización ha apuntado que «ante la subida en las facturas, la población hace frente al frío empleando otros métodos que puede asumir, como el uso de velas y braseros, lo que supone un gran riesgo de incendios. Es necesario replantear el uso de los fondos europeos y apostar por las inversiones en aislamiento de edificios y hogares. Por ejemplo, se podría haber destinado parte de los millones que recibió León de los fondos EDUSI (Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado) para intentar ir poniendo solución».
«Así —continúan— apostamos por un plan de ayudas específicas que aborde el problema. Respecto a los hogares, se necesitan inversiones para mejorar el aislamiento de los edificios más antiguos de aquellas personas que no puedan hacer frente a tal gasto. Además, y ante el riesgo en personas mayores, proponemos la implicación y refuerzo de los servicios sociales, ya que en municipios de más de 50.000 habitantes, como ocurre en León, el Ayuntamiento tiene competencias de coordinación. En lo que respecta a personas sin hogar, planteamos la colaboración con albergues y comedores para que nadie tenga que enfrentarse a dormir en la calle y menos aún ante temperaturas bajo cero».
«Por supuesto —recalcan— a la hora de crear y destinar ayudas, hay que atender a las rentas, dedicando subvenciones a aquellos que realmente las necesitan, así como dedicar especial atención a la población más vulnerable, como personas mayores y niños».
La organización ha continuado hablando de los datos de consumo eléctrico: «Los datos de la base del INE y de la Red Eléctrica de España muestran que, en 2022, último año de recopilación de los mismos, el consumo anual por habitante en España era de 2.522 kWh, mientras que en León concretamente ascendía un 17% hasta llegar a 2.944 kWh. Así, mientras que en el resto del país el consumo ha aumentado un 5% durante la última década, en León ha llegado al 8% (350 kWh/hab. Frente a los 300 kWh/hab. del resto del país). Así, según IDEA y Certicalia, el gasto anual de calefacción en los hogares españoles ronda los 1100€, mientras que en León asciende a unos 1400€, con una diferencia del 27%».
«Ya en octubre de 2022 pedimos a las administraciones un plan de emergencia para hacer frente a las condiciones económicas y sociales tras las alertas del banco de alimentos, pues cada vez más trabajadores tienen necesidad de acudir a ellos. La subida de precios, en este caso de la energía, al final siempre se los comen los arrendatarios trabajadores».
La organización ha finalizado volviendo sobre la necesidad de «atender a este problema y riesgo para la población leonesa, ya sea a partir de reformas, subvenciones o ayudas: El consumo de calefacción en León es mayor que en otras muchas comunidades, por lo que hay que tratarlo con la importancia que tiene, en especial para mejorar la vida de las personas, pero también para mejorar la eficiencia energética de las viviendas y reducir el consumo de energía y las emisiones de CO2».