Las madres esperan estar repletas de alegría al tener un hijo y el sentir lo contrario puede ser muy confuso y perturbador.
Entre el 40% y el 80% de las mujeres que dan a luz un hijo con independencia de que sea el primero, experimentan y pasan por un proceso de infelicidad, lágrimas, fatiga, tristeza y preocupación. Estas sensaciones igual que aparecen pocos días después del parto, también desaparecen en menos de un mes.
Sin embargo, si estas sensaciones y sentimientos permanecen, y son tan intensos que incluso imposibilitan a la mujer realizar tareas cotidianas, y no son capaces ni de cuidar de su hijo ni de sí mismas, cabe la posibilidad de tener una depresión posparto.
Aproximadamente entre un 10% y un 20% de las mujeres que tienen un hijo pasan por una depresión postparto, y no todas acuden a un especialista así que posiblemente ese porcentaje pudiera ser algo más elevado.
Hay muchas causas, pero las más influyentes podrían ser:
Hormonales: Los niveles hormonales de una mujer aumentan durante el embarazo, cayendo rápidamente una vez nace el bebé. Este cambio tan brusco puede desencadenar en algunas mujeres una depresión. Es una situación similar, pero claro está en mayor escala, a los días previos al periodo en algunas mujeres.
Antecedentes personales o familiares: Mujeres cuya familia ha padecido de depresión o mujeres que en algún momento de sus vidas han tenido algún episodio.
La edad: Las madres que también están en riesgo, son las excesivamente jóvenes.
Estrés y circunstancias personales: Las mujeres que no deseaban tener hijos o se sienten solas con un bebé, son más propensas a deprimirse, al igual que las que no disponen de los medios económicos suficientes para afrontar el cuidado de su bebé.
Únicamente un médico puede diagnosticar una depresión posparto, pero si eres madre o tu pareja o incluso alguien de tu entorno, observas que pudiera estar pasando por esa situación, ten en cuenta que un buen diagnóstico y evaluación junto con un tratamiento adecuado pueden lograr que se sienta mejor.