Jesús Álvarez es clave en el esquema de la Cultural Leonesa
Los malos resultados acumulados por parte de la Cultural Leonesa al inicio de la segunda vuelta se entienden mejor haciendo hincapié en las bajas de Jesús Álvarez y de Jon Ander Amelibia. Ambos son ‘buque insignia’ del conjunto dirigido por Eduardo Docampo y, para el técnico, fue terrible no poder contar con ellos durante varios partidos. El regreso de ambos al terreno de juego ha cambiado la imagen de una Cultural que ha pasado de luchar por entrar en el Play-Off a conformarse con esa plaza que permita al club jugar la Copa del Rey durante la próxima temporada.
No cabe duda de que la plantilla se ha quedado corta tras un paupérrimo mercado de fichajes invernal donde se dejó marchar a Rodri Suárez y a Iñigo Muñoz, quedando el equipo bastante debilitado. La llegada de Andy Kawaya no ha cambiado demasiado el porvenir de un equipo que pedía ‘como el comer’ un delantero de área y un centrocampista que diera pie a esa necesaria rotación en la sala de máquinas.
Jesús Álvarez se lesionó contra el Racing de Ferrol y a partir de ahí el equipo fue ‘en caída libre’
Bien es cierto que Jesús Álvarez no comenzó ‘con buen pie’ en la Cultural Leonesa, pero con el paso de las jornadas acabó demostrando que se trata de un jugador diferencial y que tiene ese último pase ‘entre líneas’ que tan necesario es en una categoría donde la profundidad parece brillar por su ausencia. El centrocampista maño puede ‘meterse’ entre centrales o jugar más adelantado, siendo un jugador más organizador que sus otros dos compañeros en el centro del campo. Por ello, para esta Cultural a la que le cuesta tanto ‘romper líneas’, no poder contar con Jesús durante cuatro partidos ha sido un verdadero drama.
Su regreso al campo se ha trasladado en una notable mejoría del conjunto leonés y es que, en los minutos que ha podido disputar frente al Deportivo de La Coruña y el Sanse, ha demostrado ser diferencial. Frente al conjunto coruñés dio el pase a Obolskii para que este pusiera un centro perfecto a Tarsi y frente al Sanse, hizo una segada perfecta para robarle el esférico a un jugador del conjunto madrileño cuando se iba a plantar en un mano a mano frente a Salvi Carrasco.