El hospital de San Juan de Dios en León inaugura la exposición «Notas de guerra»
El Hospital San Juan de Dios acogerá hasta final de mes una exposición «Notas de guerra» de la artista ucraniana Olga Wilson. Veinte dibujos digitales que relatan los horrores que la invasión rusa está provocando en su país.
La exposición se podrá visitar en la sala de pruebas diagnósticas en la planta -1, llega a León después de haber pasado por tres centros que la Orden de San Juan de Dios tiene en Palma de Mallorca.
Los dibujos tienen un paleta de colores concentrada en el azul, con estrellas brillantes que son una constante en las piezas. Las ilustraciones son una manera de recordar a los que han muerto ya sea luchando contra Rusia o por intentar sobrevivir en la guerra.
La artista a declarado en sus redes: » Me gustaría compartir mis ´Notas de Guerra´ hechas a través de dibujos. Solo tenemos un hogar que deberíamos mantener a salvo. En siglo XXI todos los pueblos y países deben evolucionar y no actuar desde una posición de fuerza sino que deben buscar la negociación, diplomacia, racionalismo y consenso. Es el principal objetivo de la humanidad.»
«La mejor solución a la guerra es no comenzarla. Todos estamos conectados. Nuestras energías y almas están conectadas. Usa tu energía para crear el bien y no el mal», a comentado la artista cuya exposición comenzó cuando conoció a Alina, una refugiada ucraniana que fue acogida en el Hospital San Juan de Dios de Palma a finales de marzo del año pasado.
El acto cuenta con la presencia de personas refugiadas que han sido acogidas al Programa de Protección Internacional del Hospital. Concretamente la ucraniana Larissa Radchenko y sel ruso Andrei Elksnitis han dado su testimonio del conflicto bélico. » Con la guerra los grupos de ultraderecha nos empezaron a perseguir más» a explicado Andrei un joven activista LGTBI+ de la organización Side by Side que salió de San Petersburgo en verano
Andrei relata la ocasión en la que recibió una paliza en el portal de su casa intentando explicar como la tensión provocada por la guerra a llevado a muchos rusos al exilio. El endurecimiento de la censura, la llamada a filas o la represión contra la comunidad LGTBI+ son otros factores que han llevado a muchos a abandonar el país.
«Salí por la frontera de Estonia en autobús, de ahí fui a Letonia y cogí un vuelo a España. Llegue a León el 21 de septiembre. Mi familia es muy homófoba y no me considera un ser humano. De hecho tuve que huir de mi casa. Aquí me siento muy seguro y he encontrado a mi gente. Se lo que es empaquetar tu vida en dos maletas y avanzar hacia el vacío.» ha explicado el joven.
Por otro lado Larissa Radchenko ha contado como ya en 2014 tuvo que abandonar su hogar y negocio en Lugansk, el Dombas, asediados por el conflicto armado entre separatistas de la región oriental de Ucrania y el gobierno nacional. «Estábamos en el entierro de mi sobrino de 19 años, muerto a manos de un francotirador, y los rusos se llevaron a mi marido. Me lo devolvieron física y moralmente destrozado. No era el» ha contado Larissa que en ese momento inició su huida hacia delante.
Ya en Járkov, la segunda mayor ciudad de Ucrania, vivieron 5 años. Pero la leucemia de su nieto de 13 años lo cambió todo. En febrero cuando las bombas rusas los dejaron sin atención médica decidieron que era el momento de dejar le país para protegerle. «El salió con mi nuera de Dnipro a Luiv en un transporte para niños enfermos. Yo me quede en Ucrania con mi marido pero él falleció y en ese momento decidí coger un autobús hasta la frontera con Polonia para reunirme con ellos» ha explicado.
El 10 de abril viajaron a España. En Madrid, tras algunos trámites, fueron trasladados a principios de mayo al Programa de Protección Internacional del Hospital San Juan de Dios de León: » A mi nieto aquí se le ha abierto un mundo. Hace una vida normal, tiene sus amigos y se ha olvidado de su enfermedad».
El Programa de Protección Internacional (PPI) que en el 2022 ha acompañado a 193 personas -133 adultas y 60 menores – de 24 nacionalidades distintas- tiene una duración de 18 meses y se estructura en dos fases: acogida temporal y preparación para la autonomía gracias al diseño de itinerarios de inserción sociolaboral. Y es que la llegada de una persona refugiada a un país de acogida no supone el fin del calvario. No obstante según ha relatado, Verónica Castro, trabajadora social del proyecto, » en el caso de estas personas el duelo migratorio es lo que más les afecta».
El PPI financiado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, terminó el año 2022 con un ambicioso proyecto entre manos: la apertura de un nuevo centro en la finca de los Salesianos llamada La Fontana, anexa a la parroquia San Antonio de Padua del barrio de Armunia. Un paso que ha supuesto la ampliación del programa, de 65 a 100 plazas para personas refugiadas, y en consecuencia el número de profesionales que forman parte de su equipo supera la barrera de los 40
Desde Obra Social se ha hecho un balance de «Emergencia Ucrania», una campaña que sigue abierta ante las necesidades. » En la actualidad, la Orden de San Juan de Dios, está recaudando fondos para adquirir un camión de bomberos, debido a que los dispositivos de este tipo se han desplazado a la zona de guerra y la ciudad donde están ubicados los centros de San Juan de Dios ha quedado desprotegida de manera que si se produce un incendio no hay manera de apagarlo» ha resaltado Laura Abril, responsable de Solidaridad del Hospital San Juan de Dios de León, que ha estado acompañada de Laura Delgado, presidenta de la Comisión de Responsabilidad Social Corporativa del centro.