La fiesta está en su punto álgido. Son las 2.30 de la madrugada del sábado, en la noche del 16 al 17 de diciembre, y dos salas se presentan abarrotadas de jóvenes, que bailan, beben, disfrutan. Hablamos de las discotecas Cocoa, en Mataró (Barcelona), y Ghetto, en Las Rozas (Madrid).
Los camareros trabajan a pleno rendimiento sirviendo copas. La música está a tope. Posiblemente alguno de los asistentes piense en coger el coche para volver a casa. Incluso puede que lo haga tras terminar sus consumiciones.
De pronto, el apagón. Una pantalla gigante retransmite un anuncio que puede cambiar la vida de los jóvenes.
«Me llamo Carlos Rubio, tengo 30 años y llevo 2 años un mes y cinco días en la cárcel. Estoy aquí porque casi mato a dos personas y a una tercera la maté, que era mi amigo, Juan Antonio. El alcohol me hizo que fuera más deprisa de lo normal, me salí en una curva y me di contra otro coche de frente».
No obstante, también ha instado a utilizar el transporte público y el taxi y, en lo que respecta a la DGT, a aumentar los controles en las carreteras. «Lo que empieza como una fiesta acaba como una auténtica desgracia», ha advertido.
La voz quebrada trata de reflejar serenidad. Tras ella, un chico como otro cualquiera, que perfectamente podría ser uno de los clientes de Cocoa o Ghetto. Se suceden las imágenes y se ve una carretera, a la Guardia Civil, las escenas de un arresto.
El vídeo forma parte de la campaña presentada por el Ministerio del Interior y la Fundación Abertis. Los jóvenes reunidos en las discotecas responden al relato de Carlos Rubio con actitud ojiplática: se ven reflejados en él.
El protagonista del vídeo prosigue su historia:
«Maté a mi amigo, dejé a una persona gravemente herida en el hospital, casi pierdo una pierna, perdí el trabajo, perdí a mi mujer e indemnizaciones para toda la vida. Piensas que eso no te puede pasar a ti. Piensas que controlas, que sólo son un par de copas, pero sí, te puede pasar a ti también. Si bebes y coges el coche, cuando salgas de este local, te puede pasar lo mismo a ti. Yo no quiero cortaros el rollo ni nada de eso, pero si esto sirve para salvaros la vida o a otra persona habrá merecido la pena. Gracias».
Se encienden las luces y, con ellas, resuena el aplauso de los jóvenes. Es probable que el mensaje haya calado entre alguno de los que pretendían coger el coche aquella noche.
43% de positivos
Sergi Loughney, al que muchos recuerdan por su trayectoria en el mundo del rugby, es hoy director de la Fundación Abertis. Él ha sido el encargado de presentar la campaña, conocida bajo el hashtag #SumaTuLuz, y que se dirige especialmente a los jóvenes que en las próximas fechas navideñas cogerán el coche.
En la misma rueda de prensa, el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ha advertido: «Al volante, cero alcohol y cero drogas». Según ha apuntado, el testimonio de Carlos Rubio, preso tras matar a una persona cuando conducía bajo los efectos del alcohol, es «impactante» por su mensaje y realismo.
El informe presentado en esta campaña incide en algunos datos: «el 43% de los conductores fallecidos en 2016 en accidentes de tráfico dio positivo en las pruebas de alcohol, otras drogas o psicofármacos de un total de 589 muestras analizadas por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses», señala Interior en un comunicado.
Y concluye con otras estadísticas: «El 67% de los fallecidos tenía entre 25 y 54 años, y que cerca del 69% había tomado alcohol, mientras que la presencia de otras drogas alcanza el 36% y la de psicofármacos, un 21%».