El estado de las instalaciones tras la pandemia
La ciudad de León tiene una Universidad que cuenta con 43 años, por los que han pasado miles de estudiantes, entre ellos, nuestros dos últimas eminencias que han entrado recientemente al programa de la Agencia Espacial Europea. No obstante, el Frente de Estudiantes ha reclamado el deplorable estado de las instalaciones, las cuales recalcan que han ido empeorando tras la pandemia.
El confinamiento puso de manifiesto el cambio de ciertos servicios para poder garantizar una vuelta a las aulas con la mayor protección posible tanto para los alumnos como para el personal que trabaja allí, pero tal parece que las nuevas crisis que sufre el país han pasado factura. La carencia de ciertos elementos de uso prioritario y su estado, como los microondas para poder comer caliente, son uno de los grandes problemas que sufren los estudiantes, que tienen que realizar un mayor esfuerzo al irse a casa o bien, pagarse el menú que te ofrece la cafetería.
Asimismo, tanto el servicio de comedor como las máquinas expendedoras han incrementado desorbitadamente sus precios hasta no ser accesibles para todos, y menos para un uso diario. La falta de coordinación con las empresas encargadas de la alimentación ha supuesto una carga en los jóvenes, que deben arreglárselas para poder compaginar la hora de la comida con las clases, teniendo en cuenta que las localizaciones pueden ser muy distantes si tienen que ir y volver de sus respectivos hogares.
Por otra parte, el recorte de la apertura de las bibliotecas provoca gran indignación entre el alumnado, que ve injustificado el horario en esta época y declaran que aquellos con menos recursos, se van a ver muy afectados. En cuanto a las instalaciones, cabe recalcar su estado. La poca renovación de los inmuebles, junto con la creciente inflación del gas, ha provocado que la Universidad apueste por rebajar el encendido de la calefacción, lo que supone la presencia de bajas temperaturas en muchas facultades.