Vivir con neumonía crónica
El invierno es una época de frío donde es muy común constiparse o coger otro tipo de enfermedades propias de la temporada. Un resfriado tarda una media de 10 días en curarse en condiciones normales, y no es precisamente de especial peligrosidad. No obstante, para aquellos que padecen de neumonía crónica, este ataque de aire helado puede afectar gravemente a los pulmones y una mera gripe puede empeorar el estado de los mismos.
Los expertos recomiendan tratar a un enfermo de neumonía crónica con paños calientes y mantener un ambiente húmedo para ayudar con la mucosidad en los pulmones. Por otro lado, el momento de dormir puede ser una pesadilla para los afectados, puesto que, sienten como si se estuviesen asfixiando y no les llegase el suficiente aire si no se incorporan. Para ello, lo mejor es tumbarse boca abajo.
En invierno el frío hace que se estrechen nuestras vías respiratorias y en el caso de producirse mucosidad, la persona notará como un taponamiento, que a larga, si no se trata, puede ser mortal.
Síntomas de la neumonía crónica
La neumonía crónica afecta principalmente a las vías respiratorias y es más frecuente que se dé en niños. Se diferencia de a bronquitis porque causa fiebre y en algunos casos dolor en el tórax y gran dificultad para respirar adecuadamente. De igual forma, la tos persistente es habitual, así como el cansancio. Se aconseja ir al neumólogo si los síntomas persisten o notas mayor agresividad de la enfermedad.
Para proteger los pulmones del frío, se recomienda consumir frutas y verduras cada cierto tiempo, dos alimentos muy nutritivos y que ayudan a fortalecer este órgano.