Tras probar con distintos umbrales, el criterio elegido por AEMET es el siguiente: «Se considera Ola de calor si al menos tres días consecutivos el 10% de las estaciones registran máximas por encima del percentil del 95%
2021 fue uno de los siete años más cálidos a escala global, mientras que en España fue muy cálido. Siete de los diez años más cálidos en nuestro país se han registrado en la última década
El temporal de nieve asociado a la borrasca Filomena y la posterior ola de frío fue un episodio extraordinario y de gran impacto social por la magnitud de la nevada y las temperaturas mínimas alcanzadas
La ola de calor de mediados de agosto fue la más intensa en cuanto a temperaturas alcanzadas desde, al menos, 1975. También fue una de las más sobresalientes en lo que a extensión se refiere
Informe sobre el estado del clima de España 2021
El secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, presentó el informe sobre el estado del clima de España 2021. Durante su intervención, Morán remarcó la importancia del estudio como instrumento para evaluar nuestras medidas de mitigación y, a la vez, como llamada de atención sobre el ritmo creciente al que se producen los episodios meteorológicos extremos ligados al cambio climático.
“Esa aceleración, sumada a los impactos crecientes, nos obliga a ser muy ágiles para prevenir la aparición de nuevos riesgos, reducir los existentes y aumentar nuestra resiliencia”, ha señalado. La presentada hoy es la tercera edición de un trabajo que muestra, de forma pormenorizada, los aspectos más significativos del tiempo y el clima en nuestro país durante 2021 y sus tendencias a largo plazo.
El informe indica que el pasado año fue uno de los siete más cálidos a escala global. En Europa fue más frío que años anteriores; aun así, registró temperaturas superiores al promedio normal. En España, 2021 fue el undécimo más cálido desde 1961. Así, el documento constata una acumulación de años cálidos en la época más reciente: siete de los diez años con temperatura media más alta se han registrado en el último decenio.
AUMENTO DE TEMPERATURAS GENERALIZADO
El aumento de las temperaturas medias está ligado a un incremento de los récords diarios de temperatura en España. Así, en 2021 hubo 13 récords de días cálidos y ninguno de días fríos.
La temperatura superficial de las aguas marítimas circundantes a España también está experimentando un ascenso: desde 2003 todos los años han registrado una temperatura media superior al promedio normal. En 2021 la diferencia fue de 0,3ºC por encima de lo habitual, aunque en zonas del Mediterráneo y del golfo de Cádiz se alcanzaron anomalías de 0,7ºC.
VALORES RÉCORD EN GASES DE EFECTO INVERNADERO
Los gases de efecto invernadero alcanzaron valores de récord en 2021 en el Observatorio Atmosférico de Izaña, en Tenerife, gestionado por AEMET y perteneciente a la red de Vigilancia Atmosférica Global de la Organización Meteorológica Mundial.
El CO2 alcanzó una concentración de 416,5 ppm (partes por millón), lo que supone un aumento de 2,5 ppm con respecto al año precedente. Se pone de relieve, además, que el aumento de la concentración de CO2 es manifiestamente proporcional a las emisiones acumuladas de origen antropogénico.
UN AÑO SECO, PERO SIN SEQUÍA
En 2021 llovió en el conjunto de España 569,2 l/m², lo que supone un 11% menos de lo normal considerando el periodo de referencia de 1981-2010; fue un año seco, el decimocuarto más seco desde el comienzo de la serie en 1961, y el séptimo del siglo XXI.
Aunque en 2021 no se detectaron condiciones de sequía meteorológica a largo plazo en el conjunto de España, los meses de octubre y noviembre iniciaron un período de escasez de precipitaciones que finalmente desembocó en sequía meteorológica a finales del invierno 2021-2022.
Un análisis detallado por grandes cuencas indica que todas ellas se encontraban en situación de déficit de precipitaciones al término de diciembre de 2021 excepto en las del Tajo, Júcar y Segura, mientras que las del Sur y del Pirineo oriental entraban en situación de sequía meteorológica a 12 meses.
Las horas de sol fueron en 2021 superiores al promedio normal en el oeste peninsular y Canarias; por el contrario, en la fachada mediterránea hubo menos insolación que de costumbre. Este patrón fue especialmente acusado durante la primavera, estación que resultó más lluviosa de lo habitual en la fachada mediterránea, mientras que en las vertientes atlántica y cantábrica fue muy seca.
La actividad eléctrica fue en general escasa, quedando registrado como el segundo de la serie con menos descargas detectadas tanto en el ámbito de la Península y Baleares como en el de Canarias; además, hubo récord de menor número de descargas detectadas en julio y agosto.
NEVADA Y OLA DE CALOR HISTÓRICAS
En cuanto a los fenómenos adversos más significativos del año, destacan dos por su importante impacto social; el primero fue la borrasca Filomena que llegó precedida y se vio seguida por sendas olas de frío. Las nevadas asociadas a dicha borrasca afectaron a buena parte del interior central y oriental peninsular y acumularon, entre el 8 y 10 de enero, espesores de nieve de 30 a 50 cm, resultando especialmente afectada el área metropolitana de Madrid. Las temperaturas mínimas más destacadas alcanzadas fueron los –26.5°C en Torremocha del Jiloca (Teruel) o los –25.2°C en Molina de Aragón (Guadalajara).
La ola de frío posterior a la nevada duró 8 días (del 11 al 18 de enero), convirtiéndose en la segunda más larga del siglo XXI. Pese a lo destacado de las cifras y a la relevancia del evento, no se han podido constatar récords de días fríos; este hecho contrasta con lo sucedido en años previos en los que sí se batieron marcas con eventos de menor relevancia histórica.
En el otro extremo del espectro térmico, la ola de calor de mediados de agosto (del 11 al 16 en el entorno de la Península y Baleares y del 15 al 19 en Canarias) tuvo un carácter extraordinario: fue la más intensa desde al menos 1975 y la tercera que mayor extensión geográfica abarcó, con 36 provincias afectadas. En su transcurso se llegó a 47°C en Alcantarilla (Murcia) y hasta 47.4°C en Montoro (Córdoba), la temperatura más alta medida en España.
Durante 2021 hubo 9 nombramientos de borrascas con gran impacto. Esta cifra supone el menor número desde la puesta en marcha del sistema de nombramientos sobre todo por la poca actividad durante el otoño en el que tan solo se nombraron 2 borrascas.
Datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET)
El planeta se calienta y no hay mayor evidencia que los episodios recurrentes de calor extremo que venimos experimentando en las últimas décadas. La temperatura media en España ha aumentado hasta 1,5 grados desde la época preindustrial. Además, la llegada de temperaturas por encima de los 30 grados se está produciendo hasta 40 días antes de lo previsto, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
Estos datos demuestran que nuestro país es, tal y como indican desde hace años los expertos en la materia, uno de los más vulnerables al cambio climático. Por esto, desde la AEMET advierten de que estos episodios de temperaturas extremas serán cada vez más recurrentes y, en concreto, prevén un verano en el que las olas de calor, las sequías y las tormentas serán una tendencia. También, señalan que, si en los últimos años se han registrado máximas de 47 °C, no será raro que el próximo pico cálido de temperatura se sitúe en los 50 °C.
Los informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) ya apuntaban el aumento del número y la intensidad de las olas de calor, como uno de los impactos esperables en nuestra región. Así lo llevan diciendo al menos desde el cuarto informe publicado en 2007: “Desde 1950, las olas de calor han aumentado y se han generalizado e incrementado las cantidades de noches cálidas. También hay más regiones afectadas por sequías, pues la precipitación sobre tierra ha disminuido relativamente mientras que la evaporación ha aumentado debido a condiciones más cálidas”.
Esta tendencia de altas temperaturas sigue la tendencia confirmada por la NASA, la NOAA y la OMM que constataron que 2016 fue el año más caluroso desde que se tienen registros. El año pasado la temperatura global se situó 1,1 grados centígrados por encima de la que había en la era preindustrial. 2016, además, fue 0,07 grados más caliente que 2015, cuyas altas temperaturas ya fueron un motivo de alarma mundial.
La ola de calor que sufrimos con tanta intensidad a comienzos de este mes de junio no es un fenómeno ajeno a ese aumento de las temperaturas causado por el cambio climático. Por tanto es imprescindible abordar la cuestión en toda su magnitud. En tiempos de Trump, y de sus necias palabras y acciones, debemos de responder llamando a las cosas por su nombre: no digan ola de calor, cuando debemos decir cambio climático.
Olas de calor: cada vez más frecuentes e intensas
El mes de junio está marcado por la llegada del verano, pero también por dar inicio al trimestre más cálido del año. Desde 1975, España está registrando temperaturas cada vez más intensas y ha sufrido un total de 10 olas de calor durante el mes de junio, de las que 6 han tenido lugar en los últimos 11 años. Esto significa que en la última década hemos tenido más olas de calor que en los 25 años anteriores.
Hasta el año 1999 no se había alcanzado en prácticamente ningún punto de España 40 °C y desde entonces ya hemos llegado en mayo cuatro veces a esa temperatura, afirma AEMET. Además, el 2021 fue uno de los siete años más cálidos del siglo XXI y tuvo un total de 13 días en los que se registraron temperaturas de calor extremas, una cifra que se contrapone con el número de días récord de frío durante el invierno: ninguno.
Las olas de calor son uno de los efectos más evidentes del cambio climático y el calentamiento global de la Tierra. Estos fenómenos hacen referencia a un evento prolongado en el tiempo en el que la temperatura es extremadamente alta para una región determinada.
Cabe destacar que, para considerar una ola de calor como tal, no es necesario que se supere una temperatura concreta ni un número de días de duración. Este tipo de fenómenos se dan cuando la temperatura es de forma excepcional más alta en comparación a la media habitual registrada en la zona.
Las olas de calor se producen cuando una masa de aire cálido de un continente que llega a otro, variando las temperaturas de este último. En el caso de España, y dada su cercanía con África, a lo largo del año, suelen asentarse masas de aire caliente que proceden del continente africano y que acaban trastocando drásticamente los termómetros de gran parte de la Península Ibérica.
El efecto del cambio climático en las estaciones
El impacto del cambio climático está alterando el clima, pero también la duración de las estaciones tal y como las conocíamos. Según afirma la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EEUU (NOAA, por sus siglas en inglés), desde el 1952, la duración del verano ha aumentado de 78 a 95 días, mientras que la primavera vio reducida su duración de 124 a 115 días.
Este aumento del periodo estival tiene un grave impacto en la biodiversidad. El incremento de la temperatura global y la prolongación del verano repercute en los ciclos migratorios de determinadas especies de animales, disminuye la disponibilidad de alimentos e, incluso, altera sus etapas de reproducción.
La conexión entre las olas de calor: el cambio climático
El vínculo entre las olas de calor a los dos lados del océano Atlántico está claro para los científicos: es la influencia de las emisiones de gases de efecto invernadero y la temperatura base del planeta, que aumenta cada vez más.
El científico jefe de la Oficina Meteorológica del Reino Unido, Stephen Belcher, dijo el martes que las olas de calor habrían sido «prácticamente imposibles» en el país en un «clima sin alteraciones».
«Pero el cambio climático impulsado por los gases de efecto invernadero ha hecho posible estas temperaturas, y de hecho estamos frente esa posibilidad ahora», dijo.
Opinion de la onu
¿Qué dice la ciencia? La temperatura global ya ha aumentado 1,1 grados Celsius con respecto a los niveles preindustriales. En estas circunstancias, las olas de calor extremas ya tienen aproximadamente cinco veces más probabilidades de ocurrir, según un informe clave del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático de la ONU que se publicó en 2021.
El futuro de EE.UU. y el Reino Unido, al rojo vivo
El panorama para el futuro es crítico.
En el Reino Unido, dijo Belcher, es probable que se produzcan olas de calor de estas características cada tres años si se siguen emitiendo gases de efecto invernadero al nivel actual.
¿Y en Estados Unidos? «Es muy difícil predecir exactamente cuándo y dónde, pero podemos decir que serán más intensas, más largas, más frecuentes y en más lugares», dijo recientemente a CNN el Dr. Andrew Pershing, director de la organización Climate Central.
La historia reciente registra la época del Dust Bowl, de la década de 1930, como la de la peor sequía y olas de calor.
El verano de 2021 empató a 1936 en cuanto a las temperaturas más altas. Y, dice Pershing, «no vamos a tardar demasiado tiempo en ver eventos de esa magnitud de nuevo».
De acuerdo al informe marco de la ONU, si las temperaturas suben dos grados, la probabilidad de las olas de calor aumenta 14 veces.
Y no se trata solo de la probabilidad de que sucedan: con dos grados de aumento, las temperaturas más altas en las olas de calor podrían aumentar en casi tres grados.
Es hora de «aprender a vivir con el fuego»
Los incendios ya han arrasado con miles de hectáreas en España, Francia, Portugal y Grecia. En España, por ejemplo, destruyeron más de 70.000 hectáreas en lo que va del año, casi el doble del promedio de la última década, según el presidente del Gobierno, Pablo Sánchez.
Este año, un informe del Programa de la ONU para el Medio Ambiente, Pnuma, advirtió que era hora de «aprender a vivir con el fuego» y adaptarse al aumento de la frecuencia y la gravedad de los incendios forestales, que inevitablemente pondrán en peligro más vidas y economías.
El número de incendios forestales extremos aumentará hasta un 14% en 2030, según el análisis del informe. En 2050, el aumento será del 30%. Incluso con los esfuerzos más ambiciosos para reducir las emisiones habrá consecuencias a corto plazo.
El calentamiento del planeta, la intervención de más tierras y las políticas de supresión de incendios al tiempo que se descuidaba la gestión forestal explican el cambio en el régimen de los incendios, según la ONU.