El Lumiere es uno de esos lugares del que todo el mundo habla en León.
Cuando ya se ha cumplido un año desde que abriera el pasado 1 de julio, y habiéndose convertido en una de esas opciones con las que parece que siempre se acierta decidimos ir a probarlo con sentido crítico.
En pleno corazón de León capital, ubicado en la Calle Ancha, en el número 18, el Bar Restaurante Lumiere se presenta como un local elegante y refinado, pero a su vez, para todos los públicos a los que no les importe que la calidad prime más que la cantidad.
Este espacio culinario se muestra como un oasis de tranquilidad en el ajetreo de la ciudad, el local es algo nuevo y espectacular, con zona de restaurante y barra. De esta forma se abren diversas opciones para el visitante. Por un lado se puede optar por una carta de picoteo o por otra más formal en la que comer sentados a la mesa.
Detalles del Bar Restaurante Lumiere.
Los alimentos y los vinos de León serán protagonistas sin desmerecer a los mejores sabores importados, en un espacio abierto de 8 de la mañana a doce de la noche.
La barra central se ofrece a la caña o al vino acompañados de una buena tapa, donde el desayuno también cobra un papel protagonista: el visitante podrá ver en directo como se elabora la primera comida del día.
El Bar Restaurante Lumiere ofrece, para abrir boca, un menú compuesto por cinco primeros y cinco segundos a un precio de 18 euros.
Una propuesta diferente en pleno centro de León que abre sus puertas desde el 1 de julio a las 19 horas. Porque Lumiere quiere ser ese ingenio y esa chispa que nacen del corazón de la ciudad.
La atmósfera cálida de este lugar consigue que sus invitados se sientan relajados y disfruten de un rato agradable. La mayoría de clientes mencionan que aquí los camareros están preparados. Su genial servicio es un gran añadido para este lugar. Las opiniones que hemos visto sobre este bar mencionan su cómoda decoración como un añadido inmejorable.
El entorno
Y nosotros empezamos con la prueba, hemos decidido dejarnos sorprendernos y así se lo hacemos saber a la chica que nos atiende.
Los camareros genial, sonrisa, que no es poco en muchos sitios, atención, elegancia. Camareros de los que saben, que, de nuevo, tampoco es poco.
Los cubiertos y el mobiliario son geniales y hacen ver que esta experiencia va a ser interesante.
De beber
Pues en esta ocasión pasamos del vino porque venimos sedientos que en la calle hay 35 grados de Lorenzo y nos encargamos unas cervezas. Nos ofrecen una 18/70, la rubia. La cerveza normal, pero la botella mola que flipas. Cuantas veces me han fastidiado la vida los del «márquetin»
Vamos a la comida
Pues empieza con una especie de tartaleta de queso que a la vista es genial. Vamos a probarlo. Mmmmmmm, pues cremosa, ligera a la vez, de eso que no te da pereza repetir y quieres que a tu acompañante no le guste y te lo ceda.
Queremos más, ¿Qué nos ofreces? Pues unas flores de alcachofas que, si no es porque te las sirven de este modo, no se te habría ocurrido nunca hacerlo así. Y que como no podría ser de otra manera os vamos a adjuntar en foto para que flipéis.
Y de plato más contundente una especie de crujiente de carne que es como que le quitaran toda la carne a las costillas de cerdo para ponerlas en modo tortilla. Es como un kebab aplastado de costillas, crujiente y muy sabroso. De esas veces que se te saltan las lagrimas y quieres que no se acabe.
En este punto, que somos de poco comer pero muy de saborear, estamos bien y ahora se nos abren las ganas de postre.
Como casi siempre, nos dejamos orientar por lo que se comería el camarero, así es que nos traiga lo que él quiera y que no nos diga ni siquiera lo que es. ¿Vale? ¡Vale!
Y ahí nos viene con un lingote de bizcocho cubierto de chocolate y acompañado de una bola de helado. Puaf, ahora si que completamos y nos quedamos con ganas de echar siesta en el local. Quizá por este motivo detrás de los postres ofrezcan siempre café, porque de lo contrario nos quedaríamos «fritos» al acabar.
Volveremos, pues yo creo que si, que va a ser la opción esa que te queda cuando te apetece salir a comer, no te decides y quieres acertar. Al Lumiere.
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