ENTREVISTA DE LUIS A. TASCON PUBLICADA POR LA REVISTA EL CASTILLETE DE 1980
Al cabo de cincuenta y dos años de trabajo, en Hulleras de Sabero y Anexas, D. Dalmacio González Diez, acaba de terminar su etapa como trabajador. Querer resumir más de medio siglo de una vida, desde las páginas de esta revista sería imposible, por eso en la entrevista mantenida con él CASTILLETE ha buscado en nuestro protagonista, las condiciones de trabajo, los modos de vida, anécdotas y otros elementos, de aquellos años, que completan la historia de una empresa y del valle de Sabero:
¿Cuál fue el primer día de trabajo?
El uno de septiembre de 1927, era en la época de Alfonso XIII. Entonces yo era el único pinche que había en toda la empresa y mi trabajo era atender la estufa, traer el agua…, y luego ya en el año 1929 pase a la lampistería.
¿Cómo eran las condiciones de trabajo entonces?
No existía Seguridad Social, ni nada… Si un individuo estaba enfermo, en ese tiempo que no trabajaba, no ganaba nada… No existía carbón de hogar, no había vacaciones, ni Seguro de Enfermedad, ni jubilación…
La gente trabajaba hasta agotarse totalmente y una vez que no podía seguir, se iba con un hijo que lo recogiera, o a mendigar una limosna.
¿Qué se ganaba entonces?
Yo entré ganando tres pesetas diarias, en ocho horas de jornada laboral, un peón ganaba cuatro ptas, y un picador de 5,50 a 6 ptas…, porque entonces al no haber sindicatos, te contrataban y te despedían cuando les daba la gana…eran contratistas y aún no tenía forma de empresa.
¿Cuánto personal formaba la empresa y qué grupos había?
Seríamos de 350 a 400 en toda la empresa. Existían cuatro grupos “Sucesiva”, “Pozo Herrera n 1” , “Tercero de Olleros” y “Vegamediana’
¿En qué forma se explotaba entonces la mina?
El alumbrado de mina era por “lámparas de gasolina”, no había aire comprimido… Se picaba a “pica de mano” .
La ventilación era “a manivela” y “chimeneas de ventilación”, lo cual provocó muchos accidentes mortales por asfixia.
El transporte se hacía con bueyes, aunque ya existía el “ramal minero” y se hacía, en el exterior, por el ferrocarril minero.
¿Cuándo se empezaron a conseguir las primeras mejoras?
En el año 1928, visitaron esta empresa un grupo de ingenieros de Río Tinto, vieron todas las pertenencias de la empresa, haciendo el recorrido por todos lo sitios… Mira, desde donde hoy están explotando a “cielo abierto”, hasta llegar a Las Bodas.
En ese mismo año y a principios de 1929, llegaron D. José León Izaguirre y D. Rafael Arnago, ingenieros los dos y se empezó la reestructuración de la empresa: Hicieron la reforma del pozo, cambiaron las “guiaderas” de madera por las de hierro, cambiaron la máquina de extracción y se mejoró el sistema de ventilación.
El transporte pasó a ser con mulas y luego locomotoras Diesel y también se cambió todo el sistema de explotación. En el orden social también hubo bastantes mejoras, ya que se hicieron las viviendas de las calles Venacio Echevarría y Enrique de Borda, se construyeron escuelas, hospital… etc.
¿Qué ocurrió al proclamarse la República?
Al crearse los sindicatos, se consiguieron bastantes mejoras, empezando por las mejoras salariales para todos, derecho a jubilación, carbón de hogar…, y hasta cuartos de aseo, que entonces no había… Claro , todo esto también era debido al aumento de producción y al aumento del número de trabajadores, pues se llegaría entonces a unos mil y pico, más que en la actualidad.
También entonces surgieron gran cantidad de huelgas y de conflictos laborales… ¡Ah! Entonces también tuvimos las primeras vacaciones: Tres días, que disfrutó toda la empresa y que luego fueron aumentando a cinco y a siete progresivamente…
¿Qué recuerdos y anécdotas destacaría de aquella época?
Recuerdo que en el año 1932, debido a un incendio, el interior de la mina, como los que hoy suele haber, tuvieron que meter el arroyo hasta rebasar el nivel del primer piso y para desaguarlo, tuvieron que sacarlo con aljibes por la “jaula”. Duró de cuatro a cinco meses y el personal fue trasladado a otras labores, dentro del mismo grupo.
En el año 1933 liega de ingeniero D. Roberto Sterling que sigue la línea de mejoras y a la vez perfeccionando los sistemas de producción y trabajo…, claro, dentro de lo que se podía entonces.
Más tarde en el año 1934, vino por aquí el Batallón Ciclista, al mando del General Ochoa, quien fue el que ordenó los primeros carnets de identidad que se hicieron. Llegó aquí al surgir la Revolución del 34 en Asturias y todo aquello fue de mal en peor, hasta estallar la guerra civil del 36…
Entonces nosotros nos encontrábamos en “huelga de brazos caídos”.
¿Cómo repercutió en la empresa ese acontecimiento?
A consecuencia de la guerra civil se perdieron varias mejoras, entre otras, los jubilados tuvieron que volver a trabajar y la jomada laboral, que entonces ya era igual que ahora, volvió a ser de más horas para el exterior y para el interior.
Yo conocí a algunos de los jubilados, que tuvieron que volver a trabajar, al perder el derecho de jubilación y más tarde les vi pidiendo…
También tuvimos que trabajar un… que se llamaban “prestaciones personales”, que no se cobraba nada por ellas y que eran para el Estado…, esto durante cierto tiempo…
Después de este paréntesis de tres años… ¿Qué ocurrió?
En 1939, al volverse a normalizar la situación y recuperar ciertas mejoras que se habían perdido, como jubilación, vacaciones… etc. empezaron a funcionar los sindicatos verticales y ya se empezó a normalizar todo el sistema de producción.
¿Cuál ha sido el proceso que siguió la empresa en años sucesivos?
Se van consiguiendo ciertas mejoras y ya en el año 1941 se comenzó a bajar el pozo de Sotillos “La Herrera N 2”… Por aquel entonces estaban de ingenieros D. Antonio Olabarría, D. Roberto Sterling y el Director era D. José León Izaguirre, quienes dirigieron todos los trabajos del pozo y fue cuando se consiguieron otras mejoras sociales: se fundó el Casino, se hicieron “Las Colominas” de Olleros, etcétera.
Y a nivel personal. ¿Cómo fue todo ese tiempo?
En el año 1945 pasé a ser Jefe de la Lampistería. D. Antonio Olabarría me hizo empleado de Hulleras y luego ya D. Enrique Valmaseda me concedió dos ascensos; pasé primero a ser Jefe de Servicios de Primera y hace cinco años, me dio la categoría de Jefe de Servicio, que es con la que me he jubilado.
Últimamente… ¿Qué ha cambiado en la empresa?
En estos últimos años, ya en la época de D. Enrique Valmaseda como Director, se han cambiado los sistemas de explotación y a mi juicio, se ha seguido mecanizando extraordinariamente la empresa… Creo que con el esfuerzo de todos los que por aquí pasamos, técnicos y obreros, hemos hecho una empresa importante…
Para una persona profana a todo esto… ¿Qué es la lampistería?
A la vez que es el sitio de control del personal, es uno de los puestos de trabajo de mucha responsabilidad, ya que las lámparas y en particular las de gasolina, son uno de los elementos más peligrosos que entran en la mina, de no estar a punto. Por eso requiere una gran vigilancia y hacer las cosas lo mejor que uno sepa y con la mayor conciencia.
La primera lampistería donde yo trabajé, todas las lámparas eran de gasolina, estaba situada por donde está la máquina de extracción del pozo Herrera n 1. Entrábamos a las cinco de la mañana y lo primero que hacíamos era abir puertas y ventanas, por las emanaciones de gasolina y los gases que desprendía.
En junio del año 1933, se cambió el sistema por las “lámparas eléctricas de mano” , por cierto, la gente fue muy reacia al principio, porque decían que se asfixiaban y no se daban cuenta, ya que no se apagaban, como ocurría con las de gasolina.
Estas duraron hasta el año 1957, en que se produjo una explosión de grisú, a consecuencia de una lámpara que se le cayó a uno que estaba dando una chimenea y al caer se rompió el cristal y la bombilla a la vez, y al quemarse el filamento se produjo la explosión, en la que murieron seis personas. A partir de esa fecha se cambia el sistema por las “Lámparas frontales”, que son las que se usan en la actualidad…
Yo aconsejaría a la gente, que cuando un lampistero llama la atención por el mal trato, que un gran porcentaje da a la lámpara, que tenga en cuenta que siempre es por su bien y que nunca olviden, que por ese mal trato, puede surgir una catástrofe, como la anteriormente mencionada,pues podía repetirse y luego no cabe más que lamentar.
En todo este tiempo… ¿Qué anécdota curiosa recuerda?
Sería en el año 1930, cuando subía la comida del Moderno de Cistierna, para los alemanes que montaban la máquina de extracción del pozo Herrera n° 1… Pues subiendo yo en la máquina de “el Barquerín” , con la comida en la cesta de mimbre, se corrió la hebilla y se cayó el vino…
Se lo explique a mi manera a los alemanes, pero al no entenderme fueron a protestar y reclamar el vino a D. Julio Alvarez Fueyo, entonces él vino a hablar conmigo y al decirle lo que me había ocurrido me dijo: “Que les den por el…, que lo compren ellos, que para eso ganan cincuenta ptas, diarias, más el importe de la pensión…”.
Y al fin llegamos a ese 31 de marzo de 1980… ¿Qué se siente en momento de marchar?
Dejar tras de ti una vida entera de casi 53 años, con cantidad de compañeros de trabajo, cantidad de amigos, y hoy a algunos jefes, también se les puede considerar como tales…
Dejo una peña de amigos en Sabero que les recordaré siempre. También me alegra haber alcanzado la meta de la jubilación a los 65 años con salud… Y deseo… que ¡Ojalá! se sigan consiguiendo mejoras para el momento de la jubilación y que no exista entonces esa preocupación de ¡Qué será de mí!…